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La Policía analiza el contenido de un vaso que halló junto al cadáver del pentapléjico
Los investigadores creen que Jorge León murió solo después de que le dejaran todo listo para desconectarse del respirador La familia pide que «nadie persiga» a quienes hayan podido facilitar su muerte
Actualizado: GuardarUn vaso con una pajita y una sustancia «dulzona» fue lo último que vio el pentapléjico Jorge León antes de morir en la soledad de su vivienda. La policía espera los resultados de los análisis del líquido -realizados por el Instituto Nacional de Toxicología- para confirmar que fue un sedante que tomó el pasado jueves para evitar el «intenso sufrimiento» causado por la ausencia de la respiración mecánica que precisaba cada tres segundos.
La presencia del vaso al alcance de la boca -lo único que podía mover el enfermo- lleva a los agentes a realizar una reconstrucción de los últimos minutos de vida del defensor de la eutanasia. Ese tiempo, entre las 8.00 y las 8.30 horas, lo debió pasar el fallecido sin compañía una vez que la 'mano amiga' que según todos los indicios le ayudó a morir abandonó la casa en el intervalo en el que la cuidadora de noche y la de mañana realizaban el cambio de turno.
Los encargados de la investigación consideran que la persona que intervino en la consecución del milimetrado último plan de Jorge León se fue de la vivienda después de dejar «todo preparado» para que la víctima cumpliera con su voluntad de «acabar de una vez y con urgencia» para dejar de llevar un «vida artificial».
De esta forma, y según relató Lucas S. -el álter ego de Jorge León- en su diario apenas un mes antes de morir, su ayudante le pudo dejar la conexión del tubo flexible del respirador artificial con la cánula de su tráquea tan floja como para que se soltara «con un simple tosido» mientras el sedante se encontraba tan cerca como para tomarlo de un sorbo. Sobre el uso de esta sustancia recibió la víctima «información técnica» antes de morir de manos de la Asociación Derecho a Morir Dignamente. «Jorge nos pidió ayuda y le dimos información de acuerdo a la legislación sanitaria vigente», reconoce una portavoz de la agrupación, Ángela María Jaramilla.
La más que probable hipótesis policial sobre lo ocurrido rebajaría notablemente la condena del acusado, si es que alguna vez lo hay, por estos hechos al tratarse de una «cooperación con actos necesarios al suicidio», penada con entre dos y cinco años, a diferencia de los hasta diez años de cárcel que reserva el Código Penal «si la cooperación llega hasta el punto de ejecutar la muerte». Incluso en eso pensó el escultor segoviano afincado en Valladolid durante los seis años que permaneció postrado en una silla de ruedas y en los que planificó «al milímetro» lo que ocurrió el 4 de mayo.
Mensajes de apoyo
Lo que no se sabe, y puede que nunca llegue a saberse, salvo una confesión voluntaria al estilo de la mano amiga de Ramón Sampedro, es la identidad de la persona que escuchó el grito de auxilio lanzado por Internet el 21 de marzo por Lucas S. a través del diario on-line que aún continúa en la red y al que ayer comenzaron a llegar decenas de mensajes de apoyo a la actitud de Jorge León.
Que no se encuentre nunca la mano amiga del artista es lo que pidieron ayer los allegados del difunto a través de un comunicado. Sus amigos reclaman que «no se persiga a esa mano que acercó un vaso a una boca sedienta de libertad, de dignidad y de paz». «Su muerte estaba anunciada, a nadie ocultó su deseó de librarse de la atadura cruel a la que le condenó un accidente... Y es ahora, cuando ya no está, cuando ha logrado escapar de su propio infierno, cuando todos se asombran de lo ocurrido», prosigue un escrito en el que los familiares explican que «Jorge no quería convertirse en otro Ramón Sampedro (...) era él, profesional de la sanidad, artista, escritor, escalador, creativo, inteligente y vital».
«Por eso -continúan los allegados- pedimos a las personas de bien que respeten su memoria, que no le juzguen, que no le condenen y que no manipulen su muerte ni su vida». Los amigos de Jorge León sentencian que «nosotros, en su nombre, seguimos pidiendo lo mismo que él: la regulación legal de la eutanasia para que nadie añada sufrimiento innecesario al ya insoportable de quienes no tienen calidad de vida».