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Un historiador italiano, entre los implicados en la red de expolios descubierta en El Puerto
La operación, que arrancó con el registro del buque 'Louisa', ha concluido con siete arrestos y la incautación de herramientas desconocidas
Actualizado: GuardarLa Guardia Civil ha detenido a siete personas, integrantes de una red dedicada a los expolios de restos subacuáticos, en una operación desarrollada en cinco provincias españolas que ha permitido, además, la incautación de sofisticados sistemas de búsqueda -desconocidos por las autoridades-. Otras dos personas han sido imputadas en el caso.
La operación Bahía se inició en Cádiz en febrero, con la incautación de dos barcos cazatesoros en El Puerto, uno de los cuales de nombre Louisa. Entonces se detuvo ya a la hija del considerado cabecilla de la trama, localizado en Estados Unidos, y a dos integrantes de la tripulación de uno de los buques.
En la segunda fase de la investigación, los agentes actuaron en Sevilla, Madrid, Algeciras, Cabo de Palos (Murcia) y Ciudad Real. Entre los siete detenidos hay un historiador, un submarinista profesional y algunos de los contactos que los expoliadores norteamericanos implicados en la primera fase tenían en España.
Los considerados cerebros de la trama se encargaban de abrir líneas de búsqueda de pecios en las costas españolas y otros puntos del mundo. Para ello, y valiéndose de la cobertura de un conocido historiador italiano, Claudio B., asentado en Sevilla desde hace años, utilizaban documentos históricos del Archivo de Indias y de la Biblioteca Nacional.
El historiador contrastaba la información en buscadores de internet, de donde sacaba fotografías por satélite para localizar los yacimientos arqueológicos y la ubicación de los pecios (fragmentos de navíos) en las costas españolas y en otros puntos del mundo como Las Bahamas, Cuba, Puerto Rico, India o China. En su casa se ha aprehendido la denominada mochila del expoliador, en la que se guardaban instrumentos desconocidos como un sistema medidor que permitía localizar con total exactitud elementos como cobre, zinc, oro, plata o calcio.
La organización también se ocupaba de lograr los permisos oficiales para encubrir los saqueos, apoyándose en empresas legales constituidas en terceros países y que, en algunas ocasiones, realizaban peticiones para la búsqueda de sedimentos marinos, aunque en realidad lo que estaban haciendo eran catas para futuros saqueos.
Según los agentes, los supuestos integrantes de esta red eran muy metódicos; incluso empleaban botellas de submarinismo con doble fondo para ocultar en ellas sus hallazgos. Entre el material requisado en los distintos registros (cuatro en Madrid, uno en Sevilla, dos en Algeciras y dos en Murcia), hay un sofisticado dispositivo portátil capaz de hallar distintas materias de origen arqueológico, a través del barrido de frecuencias. También se han encontrado ficheros con anotaciones de miles de naufragios en todo el mundo, cartas náuticas, material audiovisual, un GPS, un detector de metales o un robot de filmación submarina.