Dos Mundiales y unos Juegos Olímpicos sin medallas de oro
Actualizado: GuardarEl reflejo de la ley de la calle se traslada allí donde más les duele a los estadounidense, a su selección. Otrora invencibles e intocables, los herederos del Dream Team llevan tiempo haciendo el ridículo. En las tres últimas grandes citas no han sido capaces de colgarse ni una medalla de oro, y eso que en el Mundial de 2002 fueron los anfitriones.
Aquel año, con un equipo formado por jugadores NBA cuajados y reconocidos, con Reggie Miller y Jermaine O'Neal como estrellas, sólo fueron sextos. En el Mundial anterior, en Atenas 1998, se conformaron con el bronce. Igual que en los Juegos OlÌmpicos atenienses de 2004, con otro grupo de grandes figuras (Tim Duncan, LeBron James...), donde volvieron a ser terceros en una competición dominada por Argentina.
Entre las razones de tantos fiascos seguidos destaca, por supuesto, el progreso del resto de las selecciones mundiales. Pero aún así, los propios técnicos americanos han señalado a la NBA como la gran culpable. Los jugadores llegan cada vez más jóvenes al profesionalismo. Cada vez son más los que se saltan la etapa de formación universitaria y en ésta, además de cultura y educación, se adquieren los fundamentos técnicos, los del juego colectivo y la disciplina táctica imprescindibles. Sin ese paso, lo que domina cada vez más en la NBA es una variante del play-ground, del juego de la calle, el de los uno contra uno, los mates espectaculares y el individualismo, pero no el de los esquemas, el trabajo defensivo y el sacrificio, que son los que imperan en el resto del planeta.