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Cómo jugar al fútbol con una sonrisa en los labios
Un Ronaldinho a medio gas se topó con la fortaleza de Bezares, que pasó con nota el examen en el Camp Nou
Actualizado: GuardarRonaldinho y Bezares son piezas fundamentales en sus respectivos equipos. El brasileño es el eje sobre el que se sostiene el proyecto de Laporta, el de Guadiaro se tuvo que currar, por el contrario, su nuevo rol en el equipo amarillo. Al principio muchos dudaban sobre su rendimiento, pero con el paso de los partidos, su garra contagiosa, su lucha infatigable y su compromiso incontestable se metieron en el bolsillo a Espárrago, a sus compañeros y a la afición, que ya le tiene como uno de sus ídolos.
Ayer, en el Camp Nou, volvía al once titular. La misión no era imposible, pero casí. Nada más y nada menos que frenar al mejor jugador del mundo en la actualidad, el Balón de Oro, el centro de todos los flashes y el portador de la magia futbolística. Un agarrón para frenar las acometidas del chico de las natillas le costó la cartulina y entonces el técnico del Cádiz decidió en el minuto 70 no arriesgar y reservarle para el vital encuentro del miércoles ante la Real Sociedad.
Sin embargo, durante el envite fueron varios los momentos en los que se cruzaron sobre el terreno de juego. Bezares estuvo en su línea, presionando, robando balones (cinco en total), haciendo coberturas. Pasó con nota el examen en el Camp Nou, ante la atenta mirada de varios ojeadores que siguen con atención sus evoluciones. Incluso se atrevió en más de una ocasión a cruzar el centro del campo y mirar la portería de Víctor Valdés. No es su terreno y se nota. Ahí el as es Ronaldinho, que aprovechó su primera ocasión para adelantar a los blaugrana y desde entonces se dedicó a sonreír a la grada, a intentar todo tipo de filigranas (sombreros, tacones...) y a ser generoso con sus compañeros. Le cedió un par de faltas a Deco y Márquez, le cedió el penalti a Etoo... y a punto estuvo de costarle un disgusto su generosidad, ya que el Cádiz apretó de lo lindo en los minutos finales para lograr el empate. Y es que sólo los grandes jugadores se pueden permitir grandes lujos.