SERENIDAD. José María Aznar no dejó de firmar ejemplares de su nuevo libro durante toda la tarde.
Jerez

Una tarde con el hombre imperturbable

Cientos de personas acudieron ayer a la firma del nuevo libro del ex presidente del Gobierno

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Enormes colas anticipaban ayer que el escritor protagonista de la firma de libros en las instalaciones del Hipercor de Jerez era importante, así como el dispositivo de seguridad que se puso en marcha a su alrededor y que incluso puso alguna complicación a los periodistas que acudieron con cierto retraso al acto.

A las 18.00 horas de la tarde, flanqueado por las más importantes figuras del PP en Andalucía y en la provincia, el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, llegaba al recinto y saludaba al gran número de seguidores que ya esperaban su aparición.

Apareció muy sonriente y muy sereno, como en todas las apariciones públicas a las que nos tenía acostumbrado durante su mandato. Eso sí, parecía mucho más relajado y con cierto aire de «prejubilado», como comentaba alguien en la cola.

El ex presidente se puso pronto manos a la obra, consciente de que eran pocas las horas y muchos los simpatizantes y lectores que tendrían que pasar por su mesa para llevarse como premio un ejemplar firmado de su nuevo libro, Retratos y perfiles. De Fraga a Bush, en el que hace un repaso a la historia más reciente a través de sus vivencias y reflexiones y que cientos de personas llevaban bajo el brazo mientras esperaban su turno.

La mayoría no se conformaba con un solo libro, y otros aparecieron también con su primera publicación, Ocho años de gobierno, o lo compraron directamente en el stand que se situó junto a la mesa de firmas. Y también se vieron fotos antiguas junto al protagonista, recortes del ABC, muchas cámaras de fotos con las que unos y otros inmortalizaban el momento y hasta los dos besos que alguna de las lectoras le plantó creando algunos de los pocos momentos de complicidad de la tarde.

La fila seguía su curso, y Aznar mantenía el ritmo estudiado que le permitía la ayuda de dos colaboradores que iban adelantándose a los acontecimientos y preguntaban a los presentes sus nombres mientras abrían los ejemplares por la página adecuada para que el ex presidente les estampara la dedicatoria.

Pese al calor creciente y a que la cola no parecía disminuir, sino todo lo contrario, Aznar se mantuvo imperturbable en todo momento, que no frío, escribiendo al ritmo de dos firmas por minuto que el día anterior le había permitido dedicar unos 500 libros en Badajoz y que ayer todo apuntaba a que se igualarían.

Hubo buenos deseos para una embarazada, besos a algún bebé, cordialidad con los más ancianos que se emocionaban al hablar con él, políticos como Javier Arenas, Teófila Martínez o María José García-Pelayo en el corrillo, ediles del PP haciendo cola como todos, y el ex presidente no mudaba su actitud serena.

Al final, a falta de sus declaraciones, quedaron las confidencias de García-Pelayo que recordaba que «él fue el primero que me llamó cuando tomé posesión, y siempre me trató muy bien personal y profesionalmente».