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Pesadillas aéreas
Si Tom Hanks se hubiera quedado atrapado en la T-4 dudo que se hubiera tropezado dos veces con Zeta Jones
Actualizado: GuardarDicen que el sentido común es el menos común de los sentidos, y esa ausencia cada vez más palpable en España es la que nos está convirtiendo en un serio rival del país del surrealismo, que hasta hace poco yo hubiera jurado que era Mexico.Cada nueva visita me saca de mi error.
Se nota nada más poner el pie en tierra, si uno tiene la desgracia de hacerlo en la famosa T-4, inaugurada con toda la pompa. El monstruo creado se gana con creces el título de la mayor obra aeroportuaria que se haya hecho en Europa, diseñado para doblar la capacidad de Barajas. Pero en medio de toda esa grandilocuencia y el diseño de vanguardia se pierden no sólo las maletas y los pasajeros, sino la funcionalidad y, con ello, el sentido común.
Si Tom Hanks se hubiera quedado atrapado en la T-4 en vez de en la terminal del JFK que da nombre a la película, dudo que hubiera podido tropezarse más de una vez con Catherine Zetha Jones, pero ni Spielberg pudo imaginar un monstruo de este tamaño.
Pasarela hacia arriba, pasarela hacia abajo. Curva a la derecha, curva a la izquierda. Kilométrico pasillo en el que se pierde la vista. Escaleras, más escaleras, y más escaleras. Multiplique por tres todo lo dicho y llegará hasta el tren subterráneo. Aún no hemos salido de la dichosa T-4, para cambiar de terminal habría que coger un autobús que sale a la autopista antes de llegar al antiguo Barajas.
Todo este recorrido del que les hablo, y que ni siquiera acaba en el tren, es sólo para recoger las maletas o hacer trasbordo dentro de la misma terminal. Tan exagerado es el agravio que se han visto obligados a indicar el tiempo que resta de camino en los carteles de las puertas de embarque: H - 28 minutos. No vayas a ser que alguien se relaje y crea que ya no le puede quedar mucho.
Mi trasbordo entre el vuelo de Jerez a Nueva York el lunes pasado duró, de puerta a puerta, ¿una hora! A esto le llaman progreso, lograr que lo que antes se hacía en 20 minutos ahora se tarde el triple. Un amigo llegó a la puerta de embarque pidiendo una ducha. No quiero ni pensar lo que sentirán las personas mayores, los que hayan sobrecargado el equipaje de mano o las ejecutivas de tacones.
Quienes saltamos de avión en avión por el mundo estudiamos cuidadosamente las conexiones más asequibles. Evitamos París, si hay que cambiar de Orly a De Gaulle, y Chicago, que además de grande siempre está bloqueado por las nevadas. Temo que a partir de ahora tendremos que añadir a la lista Barajas, si hay que pasar por la T4.