Instituyamos el día sin árbitro

Hoy aprovecho el espacio que amablemente me ceden mis compañeros de deportes cada viernes para hacer un llamamiento a todos los aficionados al fútbol: instituyamos ya el día sin árbitro. ¿Qué como lo solucionaríamos? La verdad es que no lo sé, pero que se coman el coco la Federación y los otros estamentos deportivos para arreglarlo. Hace unas tres semanas, se creó el día del árbitro y los dos equipos salían al campo escoltando a los trencillas como si éstos fueran héroes. La experiencia gustó tanto que a los siete días se volvió a hacer lo mismo, para cabreo de todos aquellos que habían salido perjudicados la jornada anterior, que digo que a alguno fastidiarían.

Estos señores han adquirido tal protagonismo que se regodean por dejar como mentirosa a la Federación por anunciar que la huelga que habían anunciado había sido desconvocada. Y es que estaba claro que ellos querían ponerse delante del micrófono para contar una resolución que ya conocían hasta los que no son amantes del fútbol. Pero al final hubo liga y los de negro volvieron a convertirse en el mayor crespón de la jornada. Como muestra lo ocurrido en el Camp Nou con Medina Cantalejo, Lizondo Cortés en el Atlético-Celta o Iturralde González en el derbi sevillano. ¿Qué manera tan impulsiva de equivocarse!

Por eso hay que buscar fórmulas alternativas para demostrarles a estos señores que en ningún caso son imprescindibles por más que se empeñen en decir que sin árbitros no hay partidos. Yo de momento propongo un castigo ejemplar para todos, como cuando se equivocan los futbolistas. ¿Qué los manden de caddies con los golfistas que van a participar este fin de semana en el Masters de Augusta! Cómo han protestado porque el campo es demasiado grande, ¿qué se jarten de andar! Por lo menos iban a ganar en el apartado físico.