Yagüe decide no dimitir para no ser considerada culpable

Se agotó el plazo. Tras cuatro días de reflexión, Marisol Yagüe rehúsa abandonar la Alcaldía, a la que escaló tras la moción de censura contra Julián Muñoz (13 de agosto de 2003). Desde el ojo del huracán, instalada en el centro de todas las miradas, la alcaldesa de Marbella decide seguir siéndolo. De momento.

No hay punto y final. Por medio de su abogado, Pablo Luna, la regidora anunció ayer que no dejará la vara de mando porque -según resalta el letrado- se considera inocente de los cargos que se le imputan y que la llevaron a prisión el 1 de abril. La alcaldesa, muy «tocada» por lo ocurrido, lleva desde el lunes meditando sobre su dimisión. La margarita dijo no. Yagüe, insonorizada de las críticas por los gruesos muros del presidio, se ofreció incluso a participar en transición que le espera al pueblo marbellí.

Tan convencida está de su inocencia, que ha pedido a su representante legal que reclame su puesta en libertad al juez que instruye el caso, Miguel Ángel Torres. El letrado resaltó que la regidora no presenta su dimensión para que no se interprete que es culpable.

Su abogado, que habló por ella, aseguró que la regidora ofreció su colaboración a la comisión gestora que se constituya para conseguir «normalizar» la situación de la ciudad, que, en palabras del letrado, es lo que a ella le importa.

Pablo Luna se entrevistó con su defendida durante una hora y media en la prisión provincial de Alhaurín de la Torre, donde permanece encarcelada.

El letrado explicó que la regidora ha tomado esta decisión a pesar de que es consciente de que en pocos días se habrá disuelto el Consistorio, del que se hará cargo una comisión gestora nombrada por la Diputación Provincial.

El letrado dijo que Yagüe, considerada por el juez una marioneta en manos del asesor de urbanismo Juan Antonio Roca, prefiere esperar «acontecimientos» desde la celda que comparte con la primera teniente de alcalde, Isabel García Marcos, igualmente detenida por la operación Malaya.