Condenan a más de 500 años a once implicados en el motín de una prisión en la que hubo un muerto
La Audiencia impone penas de 106 años para tres de los acusados de asesinar al recluso y retener a varios funcionarios
Actualizado: GuardarLa sección primera de la Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a 522 años y 12 días de prisión a 11 de los 12 acusados por el motín de la prisión alicantina de Fontcalent, en noviembre de 1990 y en el que falleció un preso de nacionalidad argelina y fueron retenidos varios funcionarios.
El otro acusado restante ha sido absuelto por el tribunal al considerar que no ha quedado probada su participación en los hechos.
Esta sentencia corresponde a la segunda vista oral que se celebra en la Audiencia alicantina por estos mismos hechos, después de que el Tribunal Supremo anulara el primer juicio, celebrado por videoconferencia en 2002. El Alto Tribunal entendió que la utilización de esta herramienta tecnológica restaba derechos y garantías de los procesados.
La Audiencia de Alicante fija penas individuales de hasta 106 años de prisión para tres de los inculpados por los delitos de asesinato -entre 23 y 26 años- y detención ilegal -10 años por cada uno de los ocho funcionarios retenidos en el motín-. No obstante, el mismo fallo recoge que a estos tres procesados, Antonio C.E., alias El Zorro- considerado el iniciador del motín-; Francisco S., El Rojo, y Miguel A.Q., se les aplica lo establecido en el Código Penal de 1973, por lo que el máximo de cumplimiento de condena queda fijado en 30 años. No obstante, la sentencia reconoce la posibilidad de que sus abogados reclamen la aplicación del Código Penal de 1995, con lo que se reducirían considerablemente las penas.
Indemnización
Asimismo, los tres deberán indemnizar con un total de 60.000 euros a los hermanos de Chokri Benhamed, el preso que fue asesinado durante la revuelta.
Los hechos se remontan al 12 de noviembre de 1990 en el módulo IV de Fontcalent, cuando tres funcionarios fueron reducidos por El Zorro, quien, tras encerrarlos y apoderase de las llaves, abrió varias celdas, lo que permitió a otros reclusos salir y retener a otros funcionarios.
Posteriormente, los acusados lograron, a través del tejado, pasar al módulo III, donde se unieron otros reclusos, uno de los cuales retuvo y secuestró a otro funcionario y a tres monitores. Según el fallo judicial, los amotinados «exigían mejoras en las condiciones de vida penitenciaria, así como medios para salir de la cárcel, utilizando a los retenidos como medio de lograr sus objetivos». «Con la finalidad de demostrar su determinación a las autoridades con las que se negociaba», decidieron «matar a una persona y eligieron a un preso argelino», que recibió once heridas por arma blanca en los pulmones y una herida contusa en la cabeza producida por un objeto contundente.