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Los ucranianos castigan a Yúshenko y otorgan la confianza a su mayor enemigo
La destitución de la 'dama naranja' Timoshenko pasa factura al presidente en las legislativas
Actualizado: GuardarEl presidente ucraniano, Víctor Yúshenko, líder de la revolución naranja que hace quince meses le encumbró al poder en olor de multitudes se encuentra en uno de los peores momentos de su carrera política. Los resultados de las elecciones legislativas del domingo, que recibieron ayer la bendición de la OSCE, no han podido ser peores para su partido, la formación Nuestra Ucrania.
De acuerdo con los resultados aún provisionales de la votación, el prorruso Víctor Yanukóvich encabeza el escrutinio con el 27,05% de los votos, seguido de cerca por la dama naranja, Julia Timoshenko, con 23,58%. El tercer lugar es para Nuestra Ucrania con un 16,18% de los sufragios mientras los partidos socialista y comunista habrían obtenido el 7,07% y el 3,52% de los apoyos respectivamente.
Sin embargo, se da la paradoja de que la formación del nuevo Ejecutivo depende exclusivamente de Yúshenko, pero, no por que sea el presidente del país, sino por que el grupo que dirige se ha convertido en la bisagra de cualquier negociación. El máximo dirigente ucraniano puede optar por aliarse con Yanukóvich, lo que muchos percibirían como otra nueva traición a los ideales de la revolución naranja, o puede restablecer su vieja unión con Timoshenko, a la que destituyó al frente del Gobierno hace seis meses.
Recelo ruso
Pero reconstruir la coalición que venció en las calles el invierno pasado haría recelar a Rusia, de cuyo gas y petróleo depende la economía ucraniana. Yúshenko se lo está pensando por que se juega mucho en esa disyuntiva.
Yanukóvich, quien dirigió el Gobierno y perdió la repetición de las presidenciales que previamente ganó gracias a las manipulaciones de su mentor, el entonces presidente Leonid Kuchma, reiteró ayer que su partido, ha sido el más votado, y, por tanto, las negociaciones para formar Gobierno deben girar en torno a él.
Timoshenko, sin embargo, cree que, dentro de la coalición naranja, su bloque es el que ha obtenido un mayor apoyo y, por tanto, debe ser ella la que encabece el nuevo Ejecutivo. Los socialistas, no obstante, aliados ahora con el presidente, nunca han visto con buenos ojos a la pasionaria ucraniana, igual que un cierto sector del partido del primer mandatario del país.
A Yúshenko, tachado de pusilánime en numerosas ocasiones, se le exige ahora valentía y espíritu resolutivo. Una excesiva indecisión a la hora de definir las alianzas podría llevarle, estiman los analistas, a una crisis en la que terminaría ahogándose. Cuando fue elegido presidente, hace poco más de un año gracias a los votos de los seguidores de Timoshenko, su índice de popularidad era del 70%. Ahora, no sobrepasa el 20%. Su mayor error fue destituir a la dama naranja del cargo de primera ministra y, según Andréi Shevchenko, unos de los candidatos de la lista de Timoshenko, «por esa traición es por la que ha recibido ahora el castigo de las urnas».
Amenaza
El primer mandatario ucraniano ha amenazado con disolver la Rada (Parlamento), si en 60 días no hay consenso sobre el Gobierno. Esa medida, no obstante, a juicio de Shevchenko «le perjudicaría al presidente en primer lugar». En general, el diputado considera que «si se desata una crisis motivada por la falta de acuerdo en torno a la candidatura del primer ministro, sería Yúshenko el que sufriría el mayor desgaste».
Muchos no perdonan todavía al jefe del Estado el haber aceptado los votos de Yanukóvich para conseguir el nombramiento de Yuri Yejanúrov al frente del Gobierno, en sustitución de Timoshenko. Sin haberse aún iniciado las conversaciones entre los dos grandes líderes de la revolución naranja, el asesor de la ex primera ministra, Dmitri Vitrín, dijo ayer que «lo primero que tendrá que hacer el presidente es echar de su equipo a los corruptos», en referencia a quienes provocaron la crisis de Ejecutivo que acabó con la defenestración de la dama naranja.