ESPAÑA

La inesperada vía noruega

El diálogo secreto PSE-Batasuna, los movimientos del Foro de Debate Nacional y los contactos en Ginebra y en Oslo han propiciado el alto el fuego

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EL sacerdote Alec Reid entraba el pasado jueves en la casa del pueblo del PSE de San Sebastián. El clérigo es ya un viejo conocido en la sede socialista, donde saluda a sus empleados mientras toma una infusión y no oculta su simpatía hacia Zapatero. Un socialista de base comenta lacónico delante del retrato de Pablo Iglesias: «Es el único cura que es bien recibido en esta casa». Artífice del proceso irlandés y confesor personal de Gerry Adams, Reid se fundió en un abrazo sobrio con Jesús Eguiguren, el presidente de los socialistas vascos. También mantuvo una larga charla con la eurodiputada Bárbara Dhürkop.

La visita de Reid a Euskadi ha sido providencial y ha coincidido de lleno con el 22-M, una nueva fecha que se recordará con satisfacción en el calendario vasco. La decisión de alto el fuego era esperada por ámbitos gubernamentales desde principio de año. Existía la convicción de que la reflexión estratégica de la izquierda abertzale sobre el final de la violencia estaba ya muy madura, pero los atentados de los últimos meses conducían al desconcierto. Y es que ETA también necesitaba una cierta escenificación, además de implicar al conjunto de su organización terrorista, en donde algunos sectores, los más jóvenes, siempre son los más impacientes. Pero Josu Urrutikoetxea, 'Josu Ternera', con peso influyente ante la dirección, ha logrado que esta apuesta sea asumida colegiadamente sin el juego inestable de mayorías y minorías con el que se adoptó la tregua de 1998.

Josu Jon Imaz, tradicionalmente muy cauto ante los movimientos en la izquierda 'abertzale', estaba también persuadido de que esta decisión estaba muy cercana: «En mis cálculos, yo tenía un 65% de probabilidades de que esto desembocara así, aunque también sonaba la fecha del Aberri Eguna».

La cita suiza

La decisión de ETA ha trastocado el escenario vasco por completo y ha descubierto importantes incógnitas. Por ejemplo, sobre la cohesión del mundo de la violencia. Siempre ha planeado el peligro de una escisión radical, tipo IRA-Auténtica. Quienes conocen bien los prolegómenos de este proceso descartan ese peligro. El alto el fuego tiene también unos precedentes en los últimos meses, unos contactos exploratorios en los que intermediarios de los socialistas vascos evaluaron qué alcance real tenía la banda para iniciar un proceso de paz con todas las consecuencias. Los primeros contactos en Ginebra tienen lugar a finales de junio y en julio de 2005. La capital suiza vuelve a ser el escenario de estas conversaciones en octubre. En esta primera fase los tanteos tienen un carácter metodológico y pretenden sobre todo evitar los errores de anteriores procesos negociadores.

Oslo, clave

Oslo se convierte en una ciudad clave en estas gestiones. Los intermediarios de los socialistas vascos y de ETA se citan en noviembre en la capital noruega, un lugar histórico para otros procesos de paz y que en su día albergó las negociaciones entre palestinos e israelíes para la puesta en marcha de una negociación ahora empantanada. El alcance del alto el fuego que ETA debate forma parte de estos primeros movimientos entre bambalinas, que cuentan con el patrocinio de una organización internacional dedicada a la resolución de los conflictos. En diciembre, los contactos vuelven a trasladarse a la capital suiza. La 'cocina' empieza a echar ya humo.

En realidad, la primera ficha de esa vía noruega se ubica tres años antes en Elgoibar, en el caserío Txilarre. Se trata de un diálogo preliminar de un movimiento más de fondo. Las conversaciones no se reconocen públicamente y están protagonizadas por Eguiguren y el ex consejero socialista Francisco Egea y por Arnaldo Otegi y Pernando Barrena en nombre de la izquierda abertzale. Se habla de muchos temas en un tono distendido, de charla de café, pese a que públicamente las relaciones entre el PSE y la izquierda abertzale no existen. En este agroturismo se escenifica un reencuentro entre dos mundos que han vivido históricamente de espaldas, repletos de agravios.

Foro nacional de debate

Los partidos y sindicatos del Foro de Debate Nacional se movilizarán el 1 de abril en Bilbao con el lema 'Es tiempo de soluciones. Euskal Herria, solución y acuerdo'. El Foro, que mantiene contactos con todos los partidos, menos con el PP -incluso con socialistas y liberales centristas vasco-franceses- pretende blindar socialmente el proceso y ofrece al mundo soberanista una plataforma unitaria de acción, si bien tampoco ha sido el detonante del movimiento en ETA. Pero ha ofrecido una cobertura a los movimientos de la izquierda abertzale. Por otro lado, el acercamiento entre LAB y UGT podría cristalizar a partir de ahora en una declaración conjunta a la que se sumarían otros sindicatos. La aproximación fue frenada por el Partido Socialista, que entendió que hasta que se conociera el alcance del comunicado de ETA había que congelar cualquier iniciativa.

Es una de las materias más delicadas que tendrá que abordar una eventual mesa de diálogo entre el Gobierno y ETA, una vez que el Ejecutivo verifique la autenticidad del movimiento de la banda y su decisión de terminar con la actividad violenta en todas sus expresiones, incluida la extorsión contra los empresarios y las acciones de violencia callejera.

Será esa mesa de diálogo la que tendrá que abordar cuestiones sobre la política penitenciaria. Pero parece claro que el mundo de los presos y de sus familias también puede sufrir una gran impaciencia en la puesta en marcha de un proceso que necesita sus propios tiempos y en el que el acomodo de intereses será un encaje de bolillos. El equilibrio no es fácil y el mayor empeño de quienes administren la nueva etapa será evitar la frustración.

La fibra de las víctimas

Las víctimas son el eslabón más débil del proceso que se avecina y por eso los llamamientos al reconocimiento al daño causado y a la memoria. Lo último es el olvido y la aplicación de una amnesia que implique pasar la página. Sin embargo, tampoco el universo de las víctimas es monolítico y junto a quienes advierten de los riesgos de una negociación con precio político también emergen voces que abogan por buscar una solución digna sin partidismos.

«Que no nos quiten la alegría». La hija de un asesinado por ETA no oculta esta sensación contradictoria. Por un lado, la de quitarse una pesada carga de encima. Por otro, la tristeza por los seres queridos que no pueden vivir este momento y de tantos aquellos que en los 'años de plomo' dejaron sus vidas en la estacada del terror y del fanatismo. Y la angustia que muchas veces se hace un nudo en el estómago al seguir preguntándose: ¿Por qué?

La ilusión social

El ex lehendakari Ardanza confesaba su ilusión el pasado viernes en TVE. Lo hacía desde un plató especial instalado en el mismo monte Igeldo, junto a una espectacular vista del 'marco incomparable' de la bahía de La Concha. Y señalaba que su optimismo no sólo se debía a una intuición voluntarista, a un sentimiento del corazón, sino también a un análisis más cerebral: «Esta vez la cosa puede ir en serio porque la izquierda radical tiene ya necesidad».

Esa marea social de ilusión puede extenderse como una mancha de aceite en el País Vasco. Una corriente de esperanza y de optimismo que compartía en el mismo plató el presidente de Confebask, Miguel Lazpiur, encantado de que, por fin, el País Vasco pueda ser una buena noticia en los telediarios.