Ocio, ruido y respeto al descanso
Actualizado: GuardarLa celebración de una nueva edición del Gran Premio de España de Motociclismo en Jerez y de su tradicional Motorada vuelve a poner de actualidad uno de los mayores problemas que soportan las sociedades urbanas de este principio de siglo: el ruido. Con motivo de la primera gran concentración de motores, LA VOZ quiso comprobar científicamente los niveles de ruido que generan las motos y el propio ambiente festivo que se vive en las calles. La conclusión no pudo se más demoledora: una media de 70 decibelios y picos por encima de los 85 decibelios, con un máximo de 103 decibelios. Los técnicos que llevaron a cabo este estudio de campo en una vivienda de la Avenida Álvaro Domecq en Jerez: «Es como si tuvieran una discoteca dentro de casa».. Es una demostración de los efectos que esta fiesta motera tiene en vecinos no sólo de Jerez sino también de El Puerto.
No se puede poner en duda la importancia y relevancia que este Gran Premio tiene para Jerez y toda la provincia. La excelente promoción de los encantos de la provincia y la rentabilidad económica para todo el sector turístico e, incluso, para pequeños negocios justifica no sólo la celebración de este acontecimiento sino la necesidad de apoyarlo, promocionarlo y mejorarlo. Si embargo, ello no impide que se reclame un análisis serio y decidido para compatibilizar la fiesta, los gustos de los moteros y los intereses de los hosteleros con el descanso de los vecinos. Este año ya se han tomado las primeras medidas -sobre todo en El Puerto- por las que hay que felicitarse, independientemente del éxito que tengan una vez concluido el fin de semana. Y es preciso seguir en ese camino con imaginación, responsabilidad y la participación de todos los sectores implicados. No se puede pretender que los ciudadanos soporten sin más tres o cuatro noches de ruido insoportable, porque tienen derecho al descanso y a reclamar de sus ayuntamientos medidas para que, simplemente, se cumpla la ley. Nuevos emplazamientos, más controles en las zonas urbanas por la noche, compensaciones a los vecinos por las molestias, desplazamientos temporales y campañas para concienciar del carácter estratégico de la Motorada para la economía de la zona son sólo algunas propuestas que deben ser consideradas por las autoridades municipales con decisión y entusiasmo. Es absurdo, como se ha comprobado esta semana en Jerez, que desde el Ayuntamiento se pretenda contentar a todos sólo con palabras o, incluso, con medidas que pueden ser perjudiciales para muchos de los que hacen negocio con la motorada. Hay que concienciarse de que el ruido es un problema que, en muchos casos, conlleva problemas físicos y psicológicos de enorme importancia, con una carga añadida de estrés que para muchas familias se hace insoportable. Y si la Motorada es un acontecimiento puntual, los botellones castigan cada fin de semana sin remedio. Son precisas pues medidas contundentes que garanticen, si es necesario por la vía legal, el descanso y la tranquilidad, porque de lo contrario los ayuntamientos, con sus alcaldes al frente, incurren irresponsablemente en el abandono de derechos fundamentales de sus vecinos. Hacerlas compatibles con la diversión de los jóvenes, los moteros o con las necesidades económicas de muchos sectores forma parte del reto que deben asumir todas las instituciones, que en los últimos años -especialmente la Junta de Andalucía- han quedado en evidencia por mirar a otro lado sin querer afrontar el problema, como si pensara que por ello el ruido fuese menor.