¿Estudias o trabajas?
Actualizado: GuardarEsta vez dirijo esta carta a aquellos jóvenes estudiantes de secundaria y bachiller y muy especialmente a sus padres: tenemos un rol en esta sociedad y es que si con 16, 17 ó 18 años te encuentras trabajando, es el equivalente a decir que no sirves para los estudios, no siendo del todo cierto. Esto es debido a la educación que recibimos desde pequeños, en la que para los padres uno de los temas principales es el de los estudios.
No cabe duda de la importancia que tiene formarte a un nivel medio académicamente, nivel que puede proporcionarlo la finalización de los estudios de secundaria, incluso el bachiller; el problema aparece después, cuando tienes que decidir si seguir estudiando o iniciar tu vida laboral. Una gran mayoría de jóvenes decide iniciar una carrera. Un porcentaje considerable de ellos no lo hace por decisión propia, sino influenciado por sus padres y éstos a su vez por la sociedad. En muchas ocasiones no consiguen terminar la carrera que iniciaron.
El estudio de una carrera universitaria otorga un prestigio demasiado elevado al que la posee, colocando a esta persona en un estatus superior al que se pudiera encontrar un electricista o un albañil; de ahí el entusiasmo de estos padres por que sus hijos estudien, ya que así podrán tener un futuro mejor, con mejor calidad de vida y con una solvencia económica muy satisfactoria. Con este mensaje, erróneo, inician los jóvenes su aventura en la facultad, aventura que se ve frustrada en algunas ocasiones durante los primeros años, en los que observan que todavía les quedan unos cuantos años más y que las personas que conocen que han terminado inician otra carrera, aún mas difícil, como es la búsqueda de un trabajo que más o menos se asimile a lo que han estudiado durante cinco o seis años, sin ser explotados durante diez u once horas al día por unos 800 euros al mes. ¿Dónde queda el mensaje al que hice referencia antes?
Por eso, a la hora de decidir lo que aconsejar a los hijos, dejemos que sean ellos sus propios consejeros, apoyándoles en la decisión que tomen. Así, cuando les hagan la pregunta que a todos con esa edad nos han hecho alguna vez, ¿ estudias o trabajas?, no tendrán reparo en contestar lo que verdaderamente ellos han querido hacer; seguro que les augura un futuro muy afable.
Juan Ramón Jiménez Reyes. Chiclana