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La Balona salva un punto de chiripa ante un Coria más correoso que de costumbre

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Casi todo el entorno balono daba por ganados los tres puntos de ayer. Se pensaba casi más en el partido ante el San Fernando. Las cábalas se multiplicaban para recortar distancias con todos los de arriba, pero al final el cántaro se rompió, como en el cuento de la lechera. La Balona no fue capaz de superar a un Coria ultradefensivo que se alió con un colegiado miserable para que dos puntos volasen del Municipal en el momento más inesperado. Cosas del fútbol, o mejor del antifútbol, porque los sevillanos no trataron de jugar el balón en ningún momento. Los pupilos de Procopio fueron muy superiores a su rival y convirtieron el partido en casi un monólogo, pero se toparon con un riguroso penalti en contra, dos a favor que no se señalaron y un trío arbitral que se alió descaradamente con un equipo al que le permitió absolutamente todo y favoreció en las acciones claves del choque.

Los albinegros llevaron el peso del partido desde el primer minuto ante un Coria que se metió descaradamente atrás y se limitó a dotar de balones en largo a su hombre más adelantado, Añete, a la espera de que la flauta sonase en alguna acción aislada.

El centro del campo de la Balona no paró de tocar el balón con criterio, de llevarlo de banda a banda para tratar de reventar un cerrojo sevillano muy reforzado, con dos líneas de cuatro muy pegaditas y Mariano actuando como apaga fuegos entre ambas.

Estas circunstancias convirtieron el choque en un partido de una sola dirección. Al final el empate fue lo más justo.