Lobos y corderos
El Osasuna también gana en Cádiz y sitúa a los amarillos al borde del descenso El gran partido del argentino no fue suficiente ante la inocencia de su equipo
Actualizado: GuardarEra la noche de Lobos. Desde el primer balón que tocó, la primera pelota que sobó, la carrera, el aplauso, la ilusión por conquistar una afición. Su balón salvaba la barrera con el mismo impulso con que se ganaba el cariño de la hinchada y bajaba para colarse entre los corazones amarillos. Un destello que no se veía en Carranza desde los tiempos de Mágico. Luego un regate, taconazo, caño, otro taconazo,... y la magia de Lobos al traste por la inocencia de cordero de un equipo blandito sin capacidad de reacción ante la primera adversidad y al que su bisoñez en casa le está costando la categoría. Porque parece que no aprende la lección.
Ayer fue el magnífico Osasuna de Javier Aguirre el que sacó oro del estadio gaditano. Y lo hizo de la misma forma que Mallorca, Valencia, Zaragoza, Sevilla y la larga lista que los aficionados ya se saben mejor que la tabla de multiplicar. Mejor que el once de Chapín. Los que vean estos partidos por la pantalla de cine pensarán que esa película ya la han visto alguna vez, porque es que en Carranza es normal sufrir continuos dejavu.
El guión de siempre
El guión sigue siendo el mismo. El rival aprovecha los despistes defensivos y a base de golazos se carga a un Cádiz que parecía tener el encuentro controlado. Todo ello aderezado con la ya clásica falta de gol del equipo amarillo y la nula capacidad de reacción de los de Espárrago una vez que están por detrás en el marcador. El conjunto gaditano todavía no ha logrado marcar más de un tanto en su casa (por lo que es de perogrullo decir que no ha remontado ni un resultado). Sólo ha ganado nueve puntos de 36, y últimamente se está abonando a las goleadas. Ante esto poco hay que decir, bueno sí, que el Cádiz sigue fuera de descenso solamente la diferencia de goles virtual (que a esta altura apenas vale como referencia por la carencia de duelos directos). Quizás el dato menos significativo, pues lo importante es que está empatado a 22 puntos hasta con cuatro equipos más.
Ayer, el Cádiz empezaba como siempre y terminaba también como siempre. La entrada de Lobos en el once titular le daba otro aire distinto al equipo. Con él, los gaditanos ganan sobre todo en el aspecto individual, pues el argentino le pintaba la cara a quien quería con sus diabluras balompédicas. Cada balón que tocaba era sinónimo de peligro y Lolo encontraba en su fútbol al mejor compañero de travesuras. También al rival con el que parece tener un pique deportivo dentro del terreno de juego, como si quisiera demostrar quién es el mejor.
Los locales no salían arrollando pero sí controlando a un Osasuna reservón e intimidado en los primeros minutos. Pese al dominio cadista, el rojillo David López disfrutaba de la primera oportunidad clara pero su remate de cabeza lo despejaba Armando tras una gran palomita. El vasco, protagonista de la semana por sus declaraciones, se gustaba en una acción que no necesitaba tanto lucimiento. Él sí que lo necesitaba para agarrar moral.
Por fin de falta directa
La respuesta no podía ser más contundente. El árbitro señalaba una falta a Benjamín en la corona del área, y tocaba plasmar en un duelo oficial lo entrenado durante toda la semana. Lucas Lobos era el elegido. Colocaba la pelota, contaba dos pasos para atrás e iniciaba una pequeña carrerilla. La suficiente para golpear la pelota de tal forma que salvara la imponente barrera navarra y rápidamente bajase en una especie de folha seca, haciendo inútil la estirada de Ricardo. Un gol de esos que no se olvidan, sino que hacen recordar la última vez que el Cádiz logró un tanto de falta directa. Manolo Pérez, y sin querer, fue quien botó en Segunda un lanzamiento de falta de máxima eficacia.
A partir de ahí el Cádiz comenzaba a desplegar un fútbol preciosista desconocido hasta ese momento. Nada de pundonor, todo regates y filigranas especialmente de Lobos, que con cada detalle justificaba el pago de la entrada. En una espectacular acción estaba a punto de sentenciar pero su disparo con la izquierda lo atajaba bien Ricardo. Por cierto, es diestro, la zurda es sólo para ocasiones especiales en las que no queda remedio. En esas se cometía un claro penalti de Delporte a Estoyanoff por un agarrón que pasaría más desapercibido que el inexistente de Ricardo a Medina.
Partido controlado
El duelo tenía color local pero nadie en el estadio, nadie, se da por vencedor faltando más de una hora. Porque pueden pasar cosas como que la defensa amarilla realice un mal despeje, Delporte enganche un centro genial con su zurda y Milosevic, increiblemente libre de marca, cabecee a la escuadra de un Armando que se quedaba de piedra recordando el soberbio testarazo del serbio. Un empate injusto que ya adquiriría tintes dramáticos cuando David López lanzaba una falta rasa que superaba a una barrera mal colocada y entraba pegado al palo del portero. El Osasuna pagaba con la misma moneda. Una acción desafortunada de Armando que no podía contener la ira y derramaba alguna lágrima fruto de la rabia.
En tres minutos todo se había puesto cuesta arriba. Ahora, con los nervios y la desesperación propios de la mala situación liguera, el Cádiz lo intentaba pero sin candela. Medina, muy desafortunado durante toda la tarde, se encontraba con un balón en el área, quebraba a Ricardo y chocaba con una pierna que él mismo buscaba desde el principio. La picardía le salía mal y le costaba cara, pues el trencilla, muy estricto, le amonestaba con la primera cartulina amarilla.
La entrada de Pavoni tras el descanso despertaba al Cádiz pero demasiado poco tiempo, y el equipo amarillo necesita demasiado para marcar. Las ocasiones llegaban, por lo que no hay que preocuparse, pero los postes se interponían entre Estoyanoff, Medina y el gol.
Las energías se iban apagando a la par que las fuerzas de Lobos se iban consumiendo, y la entrada de Enrique y Oli no variaba demasiado la puesta en escena. En favor del extremeño hay que apuntar que no ha perdido maneras y está preparado para ser titular cuando el míster lo estime oportuno. Y por último, Medina se autoexpulsa en una acción infantil. Al final se animaba la cosa, pues el Cádiz, ya todo pundonor, estaba a punto de igualar la contienda pero el pésimo disparo de Lobos se marchaba muy desviado. La otra respuesta de Osasuna ya sí que sería para enmarcar. Raúl García agarraba un espectacular obús ante la pasividad de los centrales para fusilar a Armando. Y nueva derrota sin paliativos. Después de toda esta parrafada, la verdad es que lo más fácil es echarle la culpa a los árbitros.