PAN Y CIRCO

Espíritus anacrónicos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ha venido la semana cargada de fenómenos paranormales y es que, insatisfechos con la realidad que viven, dos equipos de Primera han apelado a sendos espíritus intentando reconducir una temporada en la que queda patente que cualquier tiempo pasado fue mejor. Uno, procedente de ultratumba, pues el bueno de Juanito se tuvo que dar una vuelta por el Bernabéu para ver de cerca como este Madrid se disfrazaba de equipo de los 80 y acuñaba una vez más la leyenda del malagueño. Estuvo el Zaragoza muy cerca de sufrir en sus carnes los efectos de una medicina que ya probaron hace 20 años grandes equipos europeos, pero llegado el momento de rematar la faena el espectro de Juan Gómez desapareció de Chamartín. Ya no le reconfortan los cánticos de los ultras y no le gusta lo que está haciendo Florentino con su club; así que más vale dejar a los muertos en paz y encarar la dura realidad con lo puesto, que reluce una barbaridad, pero se desvanece en las grandes ocasiones. La otra aparición, más terrenal, se produjo en San Mamés. Allí, unos presuntos futbolistas se liaron a mamporros, convirtiendo un Athletic-Madrid en lo más parecido a una trifulca barriobajera. Pueden respirar tranquilos Armando y compañía porque los bilbaínos tienen todas las papeletas para perder la categoría. Les condena una absurda genética que les impide fichar más allá de Euskadi y una cantera bajo mínimos. Echar mano del espíritu de Goicoetxea en estos casos es un ejercicio de frustración y violencia que sólo sirve para poner de manifiesto las carencias de gente como Lacruz, o Aranzubía, bultos sospechosos que no merecen llevar una camiseta con tanta historia. Milagrosamente la lista de bajas se limitó a Pablo García. Este Athletic provoca vergüenza ajena con un equipo que huele a Segunda y un técnico que me divierte en la sala de prensa, pero me aterra en el banquillo.