«La ONU esconde 60 años de basura bajo la alfombra»
El escritor presenta mañana en la Asociación de la Prensa su libro 'ONU. Historia de la corrupción' en el que investiga los escándalos de Naciones Unidas
Actualizado: GuardarEl primer fin de semana de reuniones que mantuvieron las delegaciones de la recién estrenada ONU terminó con los enviados de todos los estados disfrutando de una jornada distendida en el club de streaptease Rose´s Diamond Horseshoe, de Nueva York. «Esto es la ONU. Por un lado intentan mostrar una cara seria con la que hacer política y por el otro se van de putas». Así de explícito se muestra el periodista Eric Frattini (Lima, 1963), que presenta mañana en la Asociación de la Prensa de Cádiz su último libro ONU. Historia de la corrupción (Espasa). Se trata de 540 páginas escritas sin tabúes y sembradas de acosos, extorsiones, violaciones, pederastia, robos, despilfarros, amiguismos y todo tipo de tropelías cometidas impunemente desde que se creó Naciones Unidas.
-¿Cómo ha conseguido sumergirse en las alcantarillas de la organización?
-Lo único que he hecho ha sido recopilar datos y profundizar basándome en documentos propios de la ONU para ampliar esa información. Dos personas me han ayudado muchísimo. Uno es Nelson Iriñiz Casas, que escribió un libro maravilloso sobre el tema. Lo localicé y me facilitó toda la parte histórica. La segunda es un garganta profunda, un gran amigo mío que todavía trabaja en la ONU en Nueva York, y que me dio la pista de muchos documentos que yo desconocía. Hubo algunos muy importantes publicados, y otros que se han quedado fuera del libro porque no pude confirmar la información final. Un ejemplo: se derriba un avión en Burundi con el presidente de Burundi y el de Ruanda a bordo. Aquel ataque provocó la Crisis de los Grandes Lagos con miles de muertos en Ruanda, la caída de Mobutu en Zaire, etc. La investigación la dirigieron funcionarios de Naciones Unidas y la cerraron porque no encontraban la caja negra del avión. El informe demuestra que apareció en un armario abandonado en el cuartel general de la ONU en Nueva York ¿Cómo llegó hasta allí? No se sabe. No pude seguir investigando, y no lo publiqué.
-¿No teme que le agrupen con otros autores de la llamada corriente conspiranoica?
-No, porque yo soy un fanático de las notas a pie de página. En el libro hay más de 300. Si me cogen en un rehuse en cualquier documento pueden llegar a la conclusión de que no es serio, y tengo mucho cuidado con lo que firmo.
-Hay que ser muy preciso para hacer acusaciones tan graves...
-No quiero que dentro de un tiempo llegue un funcionario a decir que Eric Frattini miente cuando digo que los cascos azules canadienses violaron en un hospital de Angola a una niña de 14 años a la que le habían amputado la pierna. Yo tengo el informe de la investigación de la propia ONU, que les acusaba de violarla hasta en 21 ocasiones. Y hay muchos más casos. Los italianos violando niños en Sierra Leona, los belgas en el Congo. Los casos que se dieron en Somalia provienen de declaraciones de la comisión oficial de investigación de los cascos azules de los parlamentos belga y canadiense. Describo pruebas como el submarino, que hicieron para divertirse: arrojaban bebés a un río y cronometraban para saber cuánto tardaba un somalí en tirarse para salvarlo. También ponían comida en las puertas de los cuarteles y cuando llegaban las somalíes acogerla, si alguna les gustaba, la metían dentro de los barracones, la violaba todo el destacamento y la soltaban con cargamentos de comida.
-También denuncia actuaciones del personal civil.
-El informe de la intervención de los altos funcionarios civiles en Camboya pone los pelos de punta. Cuenta hasta las tarifas que cobraban las niñas por acostarse con ellos y ser desvirgadas.
-Y salieron indemnes...
-De todos los casos que cuento, sólo uno fue condenado. Un oficial francés en Ruanda violaba a niñas pequeñas. No se le ocurrió otra cosa que grabar las violaciones y difundirlas en internet. Cuando llegó a Francia lo condenaron a 19 años de cárcel por pederastia.
Impunidad
-¿Por qué razón no los han juzgado si se sabe que son culpables?
-Porque no hay una legislación vigente sobre cascos azules. Hay una resolución que les protege. Se intentó cambiar en la última asamblea general para permitir al Tribunal Penal Internacional juzgar estos casos. El Consejo de Seguridad no solamente acabó con esa resolución, sino que la reforzó.
-¿Se refiere a que hay una connivencia de la organización?
-Connivencia absoluta. En todos los sentidos: violaciones, torturas, robos, despilfarro... Y entre todos ellos. Por ejemplo, se permite que cada secretario general tenga cinco vicesecretarios generales. Butros-Gali tenía 25, amigos personales todos, y la mayoría de ellos nunca pisó Nueva York. Por su parte, Mustafa Tolba, también amigo de Butros-Gali, fue nombrado director del programa de desastres, una agencia de Medio Ambiente. Consiguió gastarse en un solo año el presupuesto de cinco. Cuando la ONU descubrió que había malversado fondos, él decidió, antes de irse, crear un premio de 500.000 dólares a la persona más relevante de la defensa Medio Ambiente. Se lo otorgó a él mismo y nadie le dijo nada. Lo malo es que estas cosas las hacen con su dinero y con el mío. Yo prefiero que mi dinero vaya a otros sitios, y no a la mierda de la ONU.
-En su libro acusa además a la organización de permitir matanzas como las de Ruanda y Srebrenica.
-Esto se debe a la manifiesta inactividad política de la propia ONU. Tiene un grave cáncer que se llama Consejo de Seguridad, formado por cinco países que deciden el destino de los otros 180. Porque si uno presenta una elevación de presentación de resolución a la Asamblea General para que se apruebe contra otro una resolución por una guerra ilegal, y el embajador de ese otro es uno de los cinco que tiene derecho de veto, van a votar para que no salga adelante. Esto es lo que provocó que no hubiese una intervención directa de Ruanda o Srebrenica.
-¿Qué ocurrió exactamente?
-Romeo Dallaire envió un telegrama a Butros-Gali advirtiéndole de la matanza de tutsis y hutus moderados. La ONU no intervino y Butros-Gali dijo que ese telegrama no existía. Cuando se demostró lo contrario, dijo que no lo recibió porque no estaba en Nueva York. No había teléfonos, ni móviles, ni faxes, ni correos electrónicos... (se ríe). Luego dijo que el departamento de Fuerzas de Pacificación no informó al secretario general. ¿Y quién era ese hombre? Era Kofi Annan. Es un cúmulo de porquería. También descubrí un documento que le enviaba el general Morillon, jefe de Unprofor a su Gobierno en París, donde le decía que los franceses habían negociado secretamente con Ratko Mladic -jefe serbio de las fuerzas que acabaron entrando en Srebrenica y asesinando a 8.000 bosniomusulmanes-. Según el acuerdo, si ni no ordenaban bombardeos sobre Mladic, éste se comprometía a no tomar como rehenes a franceses del batallón de Unprofor. Eso supuso las manos libres de Mladic para entrar y matar.
-¿Aboga por la desaparición de Naciones Unidas?
-La ONU debe existir por los problemas que tienen actualmente las sociedades. Son problemas globales. Un maremoto mata a gente en Somalia y en Indonesia. Necesitamos una ONU, pero no la basura que tenemos ahora. Es como un gran edificio con aluminosis. Lo único que han hecho, con el paso de los años, es ponerle elegantes moquetas y paneles de maderas nobles, pero por más que se decore, sigue padeciendo la enfermedad.
Silencios
-¿Cómo han conseguido mantener estos escándalos más bien tapados?
-La ONU no tiene una norma de protección oficial de informaciones. Desde 1945 ha llevado una política de esconder debajo de una alfombra sus casos de corrupción. Esto ha ocurrido desde el comienzo de la organización hasta el propio Kofi Annan. Es una basura de 60 años escondida debajo de una alfombra. Tenía que explotar.
-¿Ha encontrado resistencia a la hora de investigar?
-No me han ayudado para nada. He enviado 14 emails a la jefatura de prensa para que me confirmasen la veracidad de los documentos. Ni se molestaron en responder.
-¿Ha sufrido amenazas por la información publicada?
-No, solamente me han advertido algunos amigos. Los altos cargos adoptan la postura de la boca cerrada, esperando que este libro se pierda en el mar de novedades entre los código da Vinci. Ahora se va a publicar la obra en Francia, Rusia, Polonia y Portugal. Igual cambian las cosas.