
Sánchez Llibre seguirá cinco años más al frente del Espanyol
El presidente blanquiazul supera por una mayoría más holgada de lo esperado una asamblea de accionistas plagada de tensiones
Actualizado: GuardarEl presidente del Espanyol, Daniel Sánchez Llibre, superó ayer por una mayoría más holgada de lo esperado una asamblea de accionistas plagada de tensiones entre su candidatura y la oposición, liderada por Claudio Biern y apoyada por el máximo accionista, José Manuel Lara Bosch.
Convertida en un proceso electoral, la junta de accionistas refrendó a Daniel Sánchez Llibre en su cargo para los próximos cinco años, pero evidenció la fractura social que vive el club, dividido entre los partidarios del presidente y los críticos con su gestión, agrupados en torno a la candidatura 'Nou Espanyol'.
Sánchez Llibre obtuvo el apoyo del 59,9 del capital social representado (139.359 votos) por un 39,5% de su rival, Claudio Biern (92.009 votos). El voto en blanco supuso el 0,51% de los votos (1.176).
La asamblea vino marcada por varios factores que la diferenciaron notablemente de las que el club había vivido en su época más reciente: primero, la asistencia, con el 82,89% del capital social representado, una cifra récord; y también la presencia del primer accionista, José Manuel Lara Bosch, quien acostumbraba a ausentarse de las juntas y votar en blanco como símbolo de neutralidad.
La presencia de Lara marcó la asamblea
La figura de Lara marcó inevitablemente muchas intervenciones (hubo 36 a lo largo de dos horas) y acaparó la atención de los medios. A su alrededor se demostró la fractura del club: mientras algunos accionistas le agradecieron su apoyo económico, otros le reprocharon su antipatía entre la 'base perica' y su alejamiento del día a día del club.
Y en cambio, Lara Bosch ni siquiera intervino. Acudió a la junta y subió al estrado, pero sólo para criticar que a cada orador se le hubieran asignado tres minutos, un tiempo insuficiente y poco acorde con las respuestas de los directivos, a su juicio.
Acostumbrado a tramitar las juntas de accionistas como una plácida comparecencia ante la masa social del club, Sánchez Llibre afrontó por vez primera las críticas dirigidas desde una oposición agrupada en torno a Claudio Biern y respaldada por el máximo accionista, pero también representada en varios pequeños accionistas que le reprocharon algunas decisiones de su mandato.
Críticas y elogios
Entre ellas, la manera de gestionar la ampliación de capital de nueve millones de euros. Según varios accionistas, los títulos se repartieron sólo entre grandes propietarios, la mayoría de ellos recién llegados al club y futuros consejeros, caso de Sebastián Javier y Antonio Martín, sin dejar lugar a los accionistas más modestos.
También se le recriminó a Daniel Sánchez Llibre la decisión que resucitó a la oposición: recuperar para su consejo de administración a dos de sus hombres, Ramón Condal y Joan Collet, rompiendo así el 'acuerdo del Windsor' alcanzado en el verano de 2004 por todos los sectores del club. "Si aquello se considera un pacto, sí, efectivamente lo rompí", reconoció abiertamente Sánchez Llibre, crecido a medida que avanzaba la junta.
Formar un consejo de 25 directivos, hacer pagar a los socios para presenciar los partidos de la Copa de la UEFA, manejar el club de una manera personalista y destruir el prestigio del Espanyol fueron otros de los reproches que se le hicieron al dirigente.
En su favor, Sánchez Llibre recibió elogios por haber recuperado el patrimonio del club, especialmente el estadio que se construye en Cornellá-Prat, y por la presencia del primer equipo en tres competiciones, Liga, Copa del Rey y Copa de la UEFA. Algunos de los accionistas más fervientemente defensores de su gestión pidieron la palabra para agradecerle su compromiso con el club.
Ocho horas de junta
Maratoniana como ninguna otra junta, la asamblea que refrendó a Sánchez Llibre duró ocho horas y ofreció uno de sus momentos más difíciles en torno a las nueve de la noche, cuando José Manuel Lara Bosch abandonó el auditorio del Fórum indignado con el reparto del tiempo entre los accionistas y los consejeros.
Algunos miembros de la candidatura opositora siguieron los pasos de Lara Bosch y amenazaron con abandonar definitivamente la asamblea, lo que obligó al presidente a levantarse y calmar los encendidos ánimos de la oposición.
Finalmente, la junta se reanudó, aunque en un evidente clima de división entre los seguidores de Sánchez Llibre, más numerosos y ruidosos, y los partidarios del cambio. Algunos incluso llegaron a las manos, aunque finalmente, los ánimos se fueron apaciguando para cerrar el acto entre comentarios conciliadores y promesas de un futuro más reposado entre todas las 'familias' del españolismo.