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La esperanza de la colaboración

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La semana termina con esperanza. El Consejo de Ministros aprobó el viernes la creación de una comisión, seria por institucional, en principio potente, para prever y organizar todo lo relacionado con el Bicentenario de la Constitución de 1812. Para no engañarnos, La Pepa es la última gran excusa que le queda a Cádiz para tratar de propiciar un im-pulso colectivo. En lo académico y en lo cultural, las posibilidades son enormes. Toda la Bahía (porque el protagonismo de San Fernando es muy destacado) tiene la oportunidad de convertirse en un referente para el turismo cultural. Sólo tiene que reunir, adecentar y explotar su patrimonio. Sólo tiene que poner su memoria en el escaparate. Para eso es necesario que todo el mundo, del ámbito público y privado, ponga de su parte.

Quizás sea necesario recordar una obviedad: que esta pequeña ciudad, que esta mediana área metropolitana, nunca tendrá unos juegos olímpicos, ni una exposición universal, ni siquiera una gran concentración empresarial, ni una capitalidad cultural... En la liga en la que juegan Cádiz y su Bahía, el 200 cumpleaños de La Pepa es el mayor partido que se puede jugar. Por lo tanto, es preciso que todos empiecen a mentalizarse de que es imprescindible ganarlo. Tenemos seis años para prepararlo, para planificarlo y entrenar. Esta vez no hay excusa. El próximo tren de ilusión, aunque sea forzada, aunque sea un espejismo, tardará muchos decenios en volver a pasar. Hay que coger carrerrilla pero que ya.

La sensación de que Gobierno, ayuntamientos, Diputación y otras instituciones pueden trabajar juntas, con el objetivo del bien común como un horizonte exclusivo y sin mezquindades partidistas, es una gran noticia. Ojalá no nos decepcionen otra vez.



La ceremonia del absurdo

Lo que decepciona cada vez con más frecuencia es el cine español. Al margen de los casposos que le tienen ganas porque una vez dijo «no a la guerra», hay números, cifras y hechos que mueven a la desilusión. Programar una gala de entrega de premios un domingo a las 22 horas, (el único día de la semana que España no trasnocha) y darle 180 minutos de duración es condenarla, directamente, al ridículo. Encima, apenas había nada que premiar. Mientras, la cartelera ofrece Crash, Munich y Match Point, tres maravillas rodadas en inglés (como la de Coixet) que basan su propuesta en el guión, en la idea y los diálogos, nunca en el presupuesto ni los efectos. Nada, que no aprendemos. Luego, a llorar.



Viva la humildad

Lágrimas, por cierto, podría provocar el comportamiento de algunos medios de comunicación locales y provinciales. A sus responsables (?) se les llenan la cabeza y la boca fustigando a compañeros, incluso de su propia empresa, ridiculizando otras cabeceras (como si estuvieran en situación de hacerlo), difamando a profesionales que no le han hecho daño a nadie, poniendo a chavales prometedores y mal pagados en la calle por capricho o haciendo del nepotismo su única norma. Lo peor es que, cuando se equivocan, como todos, uno se acuerda de sus lecciones de periodismo.

Esa crispación perjudica a todos. Para no agrandarla, sólo queda rezar (por ellos, que son tan católicos) para que tal nivel de soberbia descienda hasta el sentido común. Si no, ni la Guardia Civil acudirá en su ayuda cuando tengan un accidente. El otro día me recordaban aquello de «perro no come carne de perro», pero como en los papeles últimamente se las dan de informadores comerciantes, abogados y hasta el primer coleguita que pasa por la puerta, pues no parece que pedir algo de mesura sea caer en el canibalismo profesional.



Panfletismo en Cádiz

En cualquier caso, y por muy molestas que sean algunas actitudes, empapelar varias calles de Extramuros con panfletos contra un informador, incluyendo su foto, es una canallada que descalifica al que la comete. Ningún artículo, ninguna actividad empresarial privada y ningún conflicto personal justifica ese tipo de comportamiento. Es propio de antiguos círculos de la España profunda asfixiantes y ultramontanos.

Eso de colgar panfletos está al alcance de cualquier inteligencia, por muy limitada que sea. Parecía que esas prácticas estaban desterradas de Cádiz. Por más que algunos se empeñen en sembrar vientos, resulta mezquino reir esas patochadas. Nadie está a salvo de eso. Mañana pueden invertirse los roles, así que mejor vamos a dejarnos de papelitos y papelones.



Las tablas y el Falla

Si para algo debe servir el Falla es para dar alegrías. Los aficionados al fin tienen me-dios adecuados para seguir las preliminares. Las imágenes que ofrece Onda Cádiz tienen ritmo, calidad, comentarios y complementos a la altura de las expectativas de miles de seguidores de la Bahía y más allá. Es una satisfacción comprobar que la tecnología se alía con los que cantan para apoyar a los aficionados. Sobre todo, sorprende la prestación de Germán García (Herman Monster para unos pocos). Un hallazgo, parece que lleva en tele o en la radio toda la vida por su soltura verbal y su amenidad, cuando es un debutante. Sabe de lo que habla, le gusta el Carnaval y despierta cariño en todos los que le conocen... no es poco bagaje. El hecho de haber pisado las tablas del Falla y las de Casa Neno hace mucho.



Merche, paisana

También en televisión, en Canal Sur, apareció esta semana la cantante gaditana Merche para dar una imagen asombrosa. Su físico es tan llamativo que cuesta ver (sin prejuicios) a la chica que hay detrás. Sin embargo, una entrevista de Joaquín Petit (nada es perfecto), le mostró como una mujer lúcida y formada, solidaria con los astilleros en los que trabajó, pegada a su tierra pero sin exageraciones, de palabra dulce y coherente, seria pero amena, trabajadora, segura de sí misma, pero modesta, agradecida con los que le ayudaron a su paso por dúos y orquestas. Un placer escuchar hablar a una cantante gaditana en la caja tonta sin querer hacer gracias ni recurrir a los topicazos. Fue un orgullo verla como paisana repasando con sereno humor su trayectoria personal y musical. Por cierto, ya tiene otro disco de oro.



¿Andy o Lucas?

La maledicencia propaga por toda la ciudad que Andy&Lucas se separan pronto, que tienen algunas diferencias. Ellos, quizás para no dar pábulo a estos rumores que funcionan como entretenimiento, prefieren guardar silencio. Preguntado por el posible fin del grupo, Andrés prefirió callar y recordar que la semana próxima inician su gira por América Latina (les dan el relevo a Los Delinqüentes, que acaban de volver). Por ahora, eso es lo que les ocupa, que tienen mucho público a uno y otro lado del Atlántico. El resto, se verá.



Mirar a Miró

Lo que hay que ver sin falta es la exposición de Diputación sobre Carnaval, y la de Grupomanglar en el Baluarte de la Candelaria. El año expositivo no ha comenzado tan bien como 2005 (que tuvo los pelotazos de las colecciones de Pilar Citoler y Joaquín Rivero antes del verano) pero aún hay esperanzas. Una institución pública gobernada por el PSOE (Junta o Diputación, no hay más) y una entidad financiera (aquí sí que hay acertijo, porque son muchas) están en avanzados tratos para traer a Cádiz piezas de Joan Miró, en la que sería una de las muestras del año, sin lugar a dudas. Ojalá lleguen a un acuerdo.



Sabina cuídese

Braulio Medel, presidente de Unicaja, le dio una alegría a los gaditanos, el pasado viernes. Ya era hora. Sabina actuará en Cádiz el 5 de marzo. Que se cuide, por favor, para no dar la espantada como en Gijón. Son muchos los que mueren por volver a oirle en directo.