Rota afronta con preocupación las nuevas prejubilaciones de la Base Naval
La economía local se resiente ante la constante marcha de norteamericanos
Actualizado: GuardarAunque el famoso Plan Mashall con el que Estados Unidos pretendía que Europa se recuperara económicamente tras la Segunda Guerra Mundial nunca llegó a España, Rota recibió algunos años después otra muestra de la generosidad norteamericana. Una Base Naval construida en 1953 que no sólo aportaría beneficios geoestratégicos y militares a Estados Unidos. Casi desde su creación, el universo económico de Rota ha girado alrededor de este recinto militar que se convirtió en su principal fuente de ingresos. Además del gran número de roteños que comenzaron a trabajar en las instalaciones militares, la localidad comenzó a enriquecerse con negocios que tenían en los norteamericanos a sus principales clientes.
«Hoy todo ha cambiado» explica Pedro García Erquiaga, presidente de la Asociación Local de Autoturismo en Rota, «desde hace algún tiempo ha disminuido de una manera bestial el número de americanos de la Base y esto está afectando muchísimo a todos los sectores de la economía roteña, entre ellos el del taxi».
Y es que no sólo los trabajadores españoles de la Base están sufriendo las consecuencias de la reducción y reestructuración de los efectivos norteamericanos del recinto militar. Restaurantes, bares de copas, empresas de alquiler de automóviles y, principalmente, inmobiliarias y taxistas son los mayores afectados por esta drástica reducción de personal americano. «El sector del taxi roteño ha tenido en los marines a su principal cliente y hoy vivimos una situación trágica: en los últimos cuatro meses hemos recibido 3.000 llamadas menos de las que habitualmente recibíamos de la Base» agrega Pedro García.
Renovarse o morir
Junto a los taxistas, muchos roteños de a pie, asiduos arrendadores de inmuebles a americanos, han sido los más perjudicados. «Actualmente los marines prefieren quedarse dentro de la Base porque allí están desocupadas un 70 por ciento de las viviendas», explica Cristina, empleada de la Inmobiliaria Argin 2000. «El descenso de americanos en Rota ha sido algo paulatino, pero desde hace un año se ha visto una disminución muy grande, hemos pasado de alquilar diez o 15 casas al mes, a, con un poco de suerte, conseguir arrendar una o dos como mucho» añade Cristina.
Ante la actual situación, la quiebra de muchos negocios es inminente. Desde 1981, Faustino regenta un restaurante italiano donde el 95 por ciento de la clientela «es americana». «Hoy tengo el local para traspaso porque mis clientes se han reducido a la mitad» señala Faustino.
Otros empresarios han optado por adaptarse a los nuevos mercados. Es el caso de Christian North, propietario del Pub Los Arcos, frecuentado durante años por una inmensa mayoría de norteamericanos y donde hoy no hay diferencia de edad o nacionalidad entre sus clientes. Al igual que Christian, Carmen, propietaria de la empresa de alquiler de automóviles Miguel Rent a Car, no ha desesperado pese a que su flota de coches a disminuido un 50%. « Ya no alquilamos sólo a americanos, también a turistas españoles» comenta Carmen.
Renovarse o morir, una disyuntiva que se presenta como única solución para muchos roteños, que ven cómo la marcha de los hijos de Mister Marshall afecta a sus bolsillos más que a sus corazones.