LA PREVIA DE MANOLO SANTANDER El enemigo en casa
Actualizado: GuardarClaro, como ya es la segunda vuelta, como ya nos conocemos todos y como ya nos estamos esperando los unos a los otros, es muy difícil que exista la sorpresa. Todos conocemos los defectos y virtudes de los demás, y por ejemplo a mí mismo me resulta más difícil explicar los comportamientos de mis amigos y contrarios, pues al sentirse vigilados ya no son como son, actúan.
Esta semana ha sido un poco rarita y ha pasado volando.Primero, por el orgullo que hemos sentido al ver cómo a toda España se le caía la baba al ver la cantidad y calidad de los aficionados cadistas en los madriles, llegando al punto que un conocido periodista en un periódico como El País dijera que «el Cádiz no puede ni debe dejar de ser un equipo de Primera por el bien del fútbol español». ¿¿Qué fuerte no!! Segundo, por la polémica y nota oficial del club sobre el uso o mal uso del mote de un futbolista nuestro, y sobre lo cual deberíamos de correr un tupido velo, porque la mierda contra más se mueva más apesta. En tercer lugar ha estado el fichaje del argentino La Vella, que por mi madre no lo conoce ni la suya. Y por último, la eliminación de la Copa y la típica discusión que si nos conviene o no, cosa que a mi me parece una tontería, porque lo que no nos conviene es perder.
Lo cierto es que el partido contra el Santander se nos ha venido encima del tirón, sin previo aviso y en una fecha donde estamos más pendientes a cómo suenan los tangos y cuplés y a los erizos que a la pelotita, pues como ya dije en el primer enfrentamiento nos encontramos ante un derbi local.
Allí en El Sardinero no se tomó como tal porque a menos que alguien de aquí fuera a comprar unas latas de anchoas la verdad es que nuestra presencia no es comparable con la nutrida colonia de montañeses que viven en nuestra ciudad, y que aprovechando que nuestra atención se dirige hacia otros frentes están preparando su revancha en silencio, casi en la clandestinidad. No sé si ustedes se acordarán de Eduardo, ¿¿si joé!!, el Cabeza, el que tiene el ultramarinos en mi barrio y que mantuvo una guerra abierta en forma de aumentar precios y engañarnos en el peso, durante la semana del partido de primera vuelta. Pues bueno, el susodicho, me tiene tela de mosqueado, porque lleva una semana más suave que un guante, y efectuando actos que serían dignos de costarle la expulsión del gremio de los chicucos, conocido por ser unos agarrados de cojones. Sin venir a cuento me pidió que le pusiera un anuncio en el libreto de la chirigota. ¿Qué? ¿¿Increíble!! Pero es que incluso ha llegado a invitarme a una copa, en una conversación donde para colmo siempre me daba la razón, incluso se llego a reír al escuchar una copla en la que poníamos como los trapos a su paisana Teófila y el remate de los tomates es que ha comprado un aparato para matar a las moscas. ¿¿No me lo puedo creer!! Pero cuando mis sospechas se confirmaron, fue el jueves. Con la excusa de ver en directo la antesala del Carnaval, sus sobrinos venían desde la montaña ellos que por no gastar no gastan ni broma. Y él para recibirlos se peló. Tardaron tres días y se compró un traje en una tienda de veinte duros, y lo mejor, ¿¿salió de detrás del mostrador!!
Es la primera vez en mi vida que le he visto las piernas. Sólo lo conocía de cintura para arriba y siempre había pensado que El Cabeza levitaba vamos que flotaba detrás del mostrador, pues no, andaba, como un pato pero andaba.
Sus sobrinos aparecieron con unos regalitos y con esos cachetes colorados, sello de identidad de su tierra montañesa y ¿¿convidando!! ¿¿Uyuyuy!! Esto olía mal, pero ¿¿quieto ahí!!
Al mirar una de sus maletas descubrí que sobresalían los flecos de una bufanda verde y blanca, y noté una serie de miradas de conspiración. ¿¿Son un comando chicuquero!! Y su tío El Cabeza era el topo infiltrado en las filas gaditanas. Pero es que de buenas a primeras aparecieron todos los montañeses que quedan en Cádiz, que para cerrar sus almacenes tienen que haber dos muertos en su casas, e hicieron una reunión secreta en la trastienda, cosa que sólo hacen para pactar en la subida en el precio de la harina de los garbanzos. Pero no era esta la razón en esta ocasión. ¿¿Venganza!!, se escuchó desde dentro. Yo ya miré con recelo el queso de cabrales que habían traído como regalo no fuera a ser su caballo de Troya particular y hoy empiecen a salir chicucos con dos orejas como dos planchas de dentro gritando ¿¿Racing, Racing!!
Así que hay que tener siete ojos que este partido se las trae y aunque nuestras tropas están más unidas que nunca, entre nosotros hay algún que otro querido montañés gaditano, con el corazón partido. Este partido es nuestra primera final en casa, y no es un sobado pasiego, sino un erizo lleno de púas. Aunque nadie como nosotros sabe abrir y comernos un erizo sin clavarnos ninguna púa. ¿¿Que sea una fiesta!!