Cultura

Sin rastro de las 38 toneladas de acero firmadas por Richard Serra

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«La estamos buscando». Desde la Brigada de Delitos contra el Patrimonio Histórico de la Policía, que rastrea desde el pasado octubre el paradero de una escultura perdida de Richard Serra de 38 toneladas y propiedad del Museo Reina Sofía, no se dan más detalles sobre la investigación, que se centra en las empresas de trasporte y de la que se ha informado al artista estadounidense.

Una pesquisa que esperan «no se alargue por mucho tiempo». Tampoco disponen de nueva información sobre el paradero de la escultura en el abochornado museo, que la depositó hace más de una década en la empresa Macarrón, que no facturó un sólo céntimo por su almacenaje desde 1992 y sobre la que recae, de momento, la responsabilidad.

«No se trata de un robo o un truco de magia. Parece claro que hay alguien que sabe dónde está la escultura o qué ha sido de ella. No ha desaparecido por arte de birlibirloque», señalan fuentes del museo, que niegan disponer de más detalles sobre el curso de la investigación. «La denuncia se cursó en octubre y seguimos a la espera de noticias. Confiamos en que al final se imponga la verdad y sepamos qué ha sido de la pieza». Hay un responsable», se insiste desde el museo.

Arrumbada o fundida

¿Es posible que 38 toneladas de hierro en cuatro bloques se esfumen sin dejar rastro? ¿Han sido pasto de una fundición? ¿Está la escultura arrumbada en un algún almacén? ¿Fue utilizada para pagar en especie a algún acreedor de la compañía depositaria? Estas son algunas de las cuestiones que trata de dilucidar la investigación policial, aunque se presume que la pieza aparecerá más tarde o más temprano.

En el mundillo del arte se de por descontado que nadie en su sano juicio trataría de poner el mercado una pieza de tal dimensión y tan señalada, algo tan ridículo como impensable. Se insiste en la dificultad de mover una pieza del peso y di-mensiones de la de Serra y de convertirla en material de fundición sin levantar sospechas. Se destaca, eso sí, que el material tendría un alto valor industrial por sí mismo y que, como pieza de museo, los 225.000 euros que se pagaron al artista en su día habría hoy que multiplicarlos por mucho.

La dirección del museo ha-bía informado días atrás al artista a través de Carmen Gi-ménez, ex director del propio Reina Sofía y del museo Picasso de Málaga.

Richard Serra que se en-cuentra convaleciente de una reciente operación y no ocultó su tristeza por lo sucedido.