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El primer ministro abre los ojos

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Ariel Sharon movió ayer varias veces los párpados y los ojos se le colmaron de lágrimas cuando escuchó la voz de sus hijos y sus nietos en la sala de cuidados intensivos del hospital Hadasa Ein Karem de Jerusalén. No obstante, los médicos se mostraron muy cautelosos y dijeron que todavía es pronto para saber si este movimiento responde a un mero acto reflejo. Para los facultativos, el primer ministro, de 77 años, sigue estando inconsciente y todavía será necesario que transcurra bastante tiempo para saber si el hemisferio derecho del cerebro, donde sufrió el infarto y el derrame que derivaron en tres veces operaciones, se recupera debidamente. Asimismo, explicaron que no es posible calificar de progreso el hecho de que abriera los ojos, ya que esto sucede con frecuencia en pacientes en estado vegetativo.

En una de las ocasiones, el jefe del Ejecutivo hebreo abrió brevemente los ojos cuando escuchó una grabación con la voz de uno de sus nietos y se le llenaron de lágrimas. Sus familiares llamaron rápidamente a los médicos, pero cuando éstos llegaron los ojos del líder israelí volvían a estar cerrados. En otro momento, Guilad, el hijo más joven del primer ministro, se acercó a su padre y le dijo «papá, papá» y Sharon le miró durante un instante.

Los especialistas insisten en que el prolongado periodo de coma que está atravesando el primer ministro dificulta hacer un pronóstico. De hecho, muchas personas de la edad del paciente que han pasado por estas circunstancias nunca se han despertado. Así lo recordaba ayer en el diario Haaretz un especialista, quien explicó que el jefe de Ejecutivo israelí quizás no supere esta delicada situación.