El candidato de la alianza de derecha, Sebastián Piñera, se dirige a sus seguidores después de su derrota en las elecciones presidenciales. EFE
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La derecha chilena afronta un futuro incierto tras su cuarta derrota

Está unida ahora en un frágil e instrumental pacto detrás del acaudalado empresario Sebastián Piñera, de Renovación Nacional

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La derecha chilena se enfrenta un incierto futuro tras la apabullante derrota que sufrió por cuarta vez de mano de la Concertación, la coalición de centro izquierda que gobierna desde 1990.

El triunfo de la candidata presidencial socialista Michelle Bachelet con el 53,49 por ciento de los votos contra el 46,50 por ciento sobre el abanderado de la derechista Alianza por Chile, pone en peligro además la unidad del bloque, que se estructuró poco antes de 1990, cuando se recuperó la democracia.

Unida ahora en un frágil e instrumental pacto detrás del acaudalado empresario Sebastián Piñera, de Renovación Nacional (RN), la derecha chilena fracasó por cuarta vez en su intento de arrebatar el poder al conglomerado oficialista de democristianos y socialdemócratas.

Según los analistas, pese a los discursos dolidos pero unitarios de la víspera, la derrota otra vez abrirá las viejas heridas en la coalición conservadora, donde RN y la Unión Demócrata Independiente (UDI) mantienen un historial de pugnas y oscuras maniobras para imponer su hegemonía. Disputa en la que la UDI, la más conservadora, siempre había resultado victoriosa hasta mayo del 2005, cuando Piñera rompió la unidad de la coalición opositora al postular su candidatura a La Moneda.

La irrupción de Piñera

Tras la sorpresiva irrupción de Piñera en la carrera presidencial, la derecha enfrentó dividida la primera vuelta de la carrera presidencial, en la que el empresario desbancó a Joaquín Lavín como candidato único de la alianza opositora que integran la ultraconservadora UDI y RN de tendencia moderada. La proclamación del empresario fue asumida a regañadientes por la UDI, el partido que nació y creció bajo el amparo del pinochetismo y que siempre miró con recelo el liberalismo de Piñera.

Tras una campaña en la que Piñera y Lavín se enfrentaron en una soterrada guerra por los votos, los resultados de la primera ronda electoral del pasado 11 de diciembre favorecieron al empresario que obtuvo el 25,41 por ciento. En el camino quedó Lavín, quien en 1999 había estado a punto de derrotar al presidente Ricardo Lagos y que el pasado diciembre se situó en el tercer lugar con el 23,23 por ciento de los votos.

En la segunda vuelta, RN y la UDI se unieron tras la candidatura de Piñera, en un improvisado y frágil pacto, durante el cual algunos destacados dirigentes UDI se fueron de vacaciones, otros dejaron entrever que no votarían por Piñera, mientras solo Lavín y unos pocos acompañaron al candidato en la campaña. Esta situación, según los analistas, fue uno de los factores que jugó a favor de Bachelet, que además, captó parte de los votos duros de Lavín en mujeres y sectores populares.

En este escenario, el tenaz empresario fracasó en su aspiración de desbancar a la Concertación que gobierna desde la recuperación de la democracia en 1990. Tampoco pudo concretar su sueño de convertirse en el primer presidente de derecha elegido en las urnas en 48 años, cuando triunfó Jorge Alessandri (1958-1964) con el 31,2 por cinto de los votos.

La sombra de Pinochet

La derecha, no obstante, estuvo en el poder durante los 17 años de la dictadura de Augusto Pinochet, con quien colaboró activa y fielmente, sobre todo en materia económica como gestores del modelo neoliberal que impuso el régimen militar. En 1988, la derecha que ahora corresponde a la UDI apoyó a Pinochet en un plebiscito por el cual éste intentó sin éxito mantenerse en el Gobierno por otros ocho años.

En los comicios de 1989 llevó como candidato al ex ministro de Hacienda de Pinochet, Hernán Buchi, quien fue derrotado por el democristiano Patricio Aylwin y, en 1993 volvió a perder ante otro democristiano, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que venció holgadamente a Arturo Alessandri. En 1999, Joaquín Lavín fue quien tuvo las mayores posibilidades de dar un triunfo al sector cuando perdió por apenas por un 2,6 por ciento frente a Ricardo Lagos.

Este domingo, Piñera agrandó la diferencia a 7,03 puntos, lo que pone notas de incertidumbre sobre el liderazgo que construyó durante su campaña, que ahora, según los analistas, será cuestionado por el sector más duro de la UDI.

Sin embargo, el tenor de su discurso de reconocimiento de la derrota en el que llamó a construir una nueva alianza "más unida y acogedora" y con diversos liderazgos, abre un nuevo camino para el sector, según los analistas.

Anoche, el hombre fuerte de la UDI, el senador electo Pablo Longueira, conocido por su antagonismo con Piñera, dijo que está absolutamente de acuerdo con la propuesta del derrotado candidato. Quizás de esta derrota surja una nueva derecha, cuyo fortalecimiento es necesario para la democracia, según los analistas.

Otros sostienen que la derecha deberá evaluar a fondo, además, el hecho de que su vínculo dictatorial aún está vivo y les genera gran parte de sus contradicciones internas.