PAN Y CIRCO

La nueva ley del tabaco

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La entrada en vigor de la nueva ley del tabaco no ha sido ajena al mundo del balompié y ya ha llegado a los diferentes equipos de fútbol. Desde el 1 de enero lo que se presupone una realidad en los puestos de trabajo es trasladable a las sociedades anónimas aunque con distintos resultados.

El nuevo estadio del Osasuna, ahora llamado Reyno de Navarra es uno de los pocos recintos cerrados donde se permite fumar. Las consecuencias no han podido ser más inmediatas. En el reciente partido de Copa frente al Deportivo de la Coruña, los aficionados le pedían a uno de sus futbolistas que fallase el penalti que les había pitado Rubinos Pérez. Algo se habrían fumado digo yo. Aunque conociendo al ínclito colegiado él también habría apurado algún cigarrillo en algún lugar prohibido y ya hay un motivo más para buscarlo.

Donde se ha pasado del mítico pitillo a fumar algo más duro es en las oficinas del Atlético de Madrid. El miércoles tras el partido contra el Zaragoza, el consejo de administración anunciaba que ratificaba a Bianchi. Se ve que una vez que pudieron dar rienda suelta al vicio más pernicioso rectificaron y le destituyeron para ahuyentar los malos humos que, una vez más, acechan al Vicente Calderón.

Pero si hay un lugar donde la nueva ley del tabaco ha sido tomada en serio ha sido, paradójicamente, en Cádiz y en su equipo de fútbol. Desde que se inició el año se les ha prohibido terminantemente a los jugadores que fumen en lugares públicos y privados, bajo amenaza de una fuerte multa y con la apertura del consiguiente expediente disciplinario. Los chicos se lo han debido tomar en serio que así están. Sin perder un partido en 2006, fuera de los puestos de descenso y en cuartos de final de la Copa del Rey.