Limia vuelve a ser noticia tras su actuación en Sevilla

Alejandro Limia pasó ayer su primera resaca dulce como jugador del Cádiz CF. Una resaca que comenzó justo después de que la expedición amarilla saliera de los vestuarios del Ramón Sánchez Pizjuán. Ya entonces, antes de subir al autobús que trajo de regreso a la Tacita a los convocados para el partido de vuelta de Copa contra el Sevilla, Limia dejó claro su objetivo. «Ya he hablado con los dirigentes y los técnicos para comunicarles que me quiero quedar para triunfar en España», comentaba a los micrófonos de Punto Radio. El cancerbero argentino rechazaba así dos ofertas de clubes importantes de su país para «demostrar porque me han traído aquí», sentenciaba el miércoles por la noche minutos después de finalizar el último choque contra el Sevilla.

Ayer, en El Rosal, el meta acaparaba muchos de los flashes de los reporteros gráficos. Meses después de firmar por el Cádiz y de lesionarse en el primer entrenamiento de la temporada volvía a ser noticia. Pero esta vez con una ligera excepción. Lo era por su labor bajo los palos.

Aunque su titularidad no se supo hasta poco antes de saltar al campo, lo cierto es que él algo ya se olía. Un día antes del partido ya se lo había medio confirmado el entrenador de porteros Ángel Férez y, aunque era una clara posibilidad, «no me lo creí hasta que me ví en la pizarra de los titulares», confiesa.

Ya en el campo, Limia se mostró tal y como es. Tranquilo. Algo que las defensas lo agradecen mucho. Precisamente, de esa tranquilidad que refleja en su rutina hace su gran virtud en el terreno de juego. «Por mi manera de ser por mi carácter, creo que transmito serenidad a mis defensas», dice.

Pero además de tranquilidad, también fluía por su cuerpo alegría. «Estaba contento por volver a las canchas y sentirme bien», comenta. Sobre todo, después de comenzar con mal pie su andadura en Cádiz. «Quería volverme a sentirme útil después de pasar los momentos tan duro por los que pasé» debido a la lesión en su rostro que le apartó del trabajo en equipo buena parte del comienzo de Liga.

Para Armando y Navas, sus compañeros, y al mismo tiempo rivales, nada más que tiene palabras de agradecimiento personal y elogio profesional. «Se han portado muy bien conmigo y me han demostrado la felicidad que sienten por mí», admite emocionado.

Pensando en el próximo encuentro contra el Málaga no se ve ni titular ni suplente. Tan sólo comenta que «siempre trabajo para estar en el once pero al final es el míster quien dice y hay que respetarlo». Retomando la Copa del Rey, no elige a ningún equipo en especial tan sólo recuerda lo vivido en el Pizjuán. «Fue muy lindo. Ahora que venga quien venga», avisa. MÁS INFORMACIÓN EN www.lavozdecadiz.com