El Museo Provincial recupera una tabla y un tapiz del siglo XVI restaurados
La Consejería de Cultura ha invertido unos 31.300 euros en el proceso Se trata de piezas de gran valor artístico
Actualizado: Guardar«Magnífico. Con razón dice el director del Museo que parece otro cuadro. ¿Qué colorido!», se admiraba la consejera de Cultura, Rosa Torres, ante la visión de La Coronación de espinas. Esta obra, atribuida al artista Alejo Fernández en torno a 1530, así como un tapiz flamenco, fechado entre finales del siglo XVI y principios del XVII, han vuelto al Museo de Cádiz una vez finalizado el proceso de restauración al que han sido sometidas ambas obras en los talleres del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH).
Al parecer, La Coronación de espinas, pintura que recoge el momento en que Cristo es coronado de espinas, evidenciaba graves deficiencias en el soporte -de madera cubierta de estopa- y un oscurecimiento generalizado de la superficie pictórica. «En principio, estaba previsto que los trabajos de restauración durasen 11 meses, pero finalmente se ha necesitado de un año y medio para restablecer su apariencia original», confirmó Torres.
Tiempo y dinero
La titular de Cultura, encargada ayer de presentar la nueva cara que lucen estas piezas de arte, explicó que en el caso de la tabla atribuida al pintor de origen flamenco se han invertido 20.300 euros aproximadamente, mientras que para el tapiz, la Consejería de Cultura ha desembolsado 11.000 euros. La morfología de este último, cuya autoría se desconoce, coincide con los de la escuela flamenca de finales del Renacimiento y representa una escena de batalla, enmarcada en una bordura o cenefa de guirnaldas de flores y frutas entrelazadas. «Creemos que es una representación de la Guerra de las Galias», comentó el director del Museo de Cádiz, Antonio Álvarez Rojas.
Este tapiz, donado al Museo de Bellas Artes de Cádiz por María Martínez de Pinillos y Sáenz en 1964, presentaba -según el informe de Cultura- un estado de degradación atribuido a la caducidad de los materiales empleados y al gran peso que soportaba al ser expuesto verticalmente. El tejido presentaba numerosos desgastes y roturas, además de deformaciones y decoloración generalizada de los tintes.
«Se trata de dos piezas de un gran valor artístico y es importante que los ciudadanos sepan que han vuelto al Museo en un magnífico estado, después de haber sido objeto de un tratamiento científico riguroso por parte del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico», declaró la consejera de Cultura.
Labor encomiable
La titular de Cultura quiso aprovechar el acto para ensalzar la labor del IAPH y recordar que «Cádiz está muy relacionada con el instituto» al haberse encargado, por ejemplo, de la restauración mueble de la Santa Cueva y de la de las joyas fenicias del propio Museo. Asimismo, subrayó que una de sus sedes, y donde se desarrolla una de sus principales líneas de investigación, es en el Centro de Arqueología Subacuática (CAS), con sede en el Balneario de Nuestra Señora de la Palma.
Torres también aludió al anteproyecto de ley que acaba de ser aprobado y que permitiría al IAPH -centro donde actualmente trabajan 78 personas y que cuenta con un presupuesto de 5 millones de euros- «ser un organismo autónomo», lo que se traducirá en el futuro en «una mayor eficacia y agilidad a la hora de relacionarse con otros institutos nacionales e internacionales».
El Museo de Cádiz, «una excepción modélica»
La consejera de Cultura, Rosa Torres, afirmó ayer que la restauración del tapiz flamenco y de la tabla de Alejo Fernández es «un nuevo motivo para venir al Museo Provincial», al que cada vez acuden más visitantes, «gracias a magníficas exposiciones como la de Trafalgar», añadió. Y es que el de Cádiz es de los pocos museos andaluces que ha visto cómo se incrementaba el número de vistas recibidas durante el pasado año. Sólo la muestra Cádiz y Trafalgar fue vista por unas 25.000 personas.
Según publicó recientemente la revista Consumer, Andalucía es la región que más visitantes ha perdido en sus recintos de bellas artes. Una circunstancia que, según Torres, se debe a que «cada vez hay más museos y se produce un reparto de visitantes», aunque reconoció que el Museo de Cádiz es «una magnífica excepción» -aunque «no la única»- y lo calificó de «modélico».
A su juicio, los buenos resultados de la institución gaditana son el fruto de «una constante preocupación por ofrecer un buen servicio público, que responde al plan de dinamización de los museos impulsado por la Consejería». Y aseguró que actualmente se está trabajando en un plan de mejora de la calidad de los museos andaluces, para atraer a nuevos visitantes.