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El conflicto de los trabajadores de la base de Rota cumple su sexto aniversario

A la pérdida de poder adquisitivo que padecen desde el año 2000 se suma la dificultad de negociar aspectos básicos de su convenio colectivo Estados Unidos sigue sin definir el recorte de plantilla que estudia, aunque la última cifra que se baraja es de 53 empleados en adelante

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Los trabajadores de la base naval de Rota cumplieron ayer seis años reivindicando la recuperación de un poder adquisitivo que perdieron en el año 2000 y que les dejó con entre un 15 y un 40 por ciento menos de su salario. Dos gobiernos distintos, reuniones y movilizaciones no han cambiado esta circunstancia, que se agrava ante la escasa o casi nula capacidad que tienen de negociar cuestiones básicas de su convenio colectivo y ante la incertidumbre de los recortes de plantilla que perfila la Administración de EE UU.

El presidente del comité de establecimiento, José Sabido, recuerda con cierto pesar este aniversario por cuanto «dos gobiernos se habían pronunciado favorablemente a la búsqueda de una solución que aún no ha llegado».

Así, menciona que en 2001, siendo presidente José María Aznar, este dijo que este conflicto del poder adquisitivo era un «fleco» que quedaría resuelto en la renovación del Convenio Bilateral de Defensa en 2002. El documento se firmó y quedó si resolver.

La etapa ministerial de Federico Trillo al frente de Defensa tampoco fue fructífera. Éste afirmó que no se pondría un solo ladrillo de la remodelación de la base sin corregirse el problema, «y llevamos cuatro o cinco años viendo cómo caen edificios y se construyen otros», dice Sabido.

El PSOE también tuvo sus compromisos, por ahora, también incumplidos. Como candidato a la presidencia, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometía en un mitin a poner fin a su situación y el ministro de Defensa, José Bono, prometió en septiembre de ese año soluciones «justas y equilibradas».

Bloqueo

Otro obstáculo que padece este colectivo -más de un millar de empleados- es el bloqueo de la negociación del convenio colectivo, que arrancó en octubre de 2004 y que permanece paralizada desde julio por la lentitud de EE UU en presentar una contrapropuesta.

Un diálogo que se ve dificultado, además, por el Anejo 8 del Convenio Bilateral que entienden que conculca derechos constitucionales al impedirles debatir su salario -lo que repercute de manera directa en la recuperación del poder adquisitivo perdido-, su jornada laboral o las vacaciones.

El último aditivo que recrudece este conflicto laboral es la reordenación de EE UU de sus fuerzas en Europa y que desde 2004 hace planear sobre plantilla roteña despidos con cifras que, tras varias oscilaciones, se ha situado a partir de los 53, aunque oficialmente se sigue sin confirmación. Este recorte desde el comité se reclama que sea de manera no traumática, mediante la fórmula de bajas voluntarias que se acompañen de ciertas ventajas fiscales y dos años de desempleo.

No obstante, Sabido dice que aún mantienen ciertas «esperanzas», ante el «nuevo talante» que impera en las administraciones estadounidense y española, cuyos interlocutores directos acaban de ser renovados y con los que ya se han logrado algunos «pequeños acuerdos» -como la recuperación de una jornada de vacaciones que les adeudaban-, aunque los grandes escollos persisten.

«A pesar de llevar seis años perdiendo dinero y nueve años perdiendo puestos de trabajo y con la amenaza de despidos, seguimos esperanzados, de que lograremos algo», afirma Sabido, que prefiere optar por la vía del «diálogo en los despachos» a las movilizaciones que antaño protagonizó este colectivo, para no «enturbiar» el clima de entendimiento que parece ir instalándose entre las tres partes implicadas.