«No hago cine para ganar el Oscar»
Quiso ser actor por ser un fanático de Shakespeare, ha estrenado seis películas en 2005 y prepara un rodaje para este nuevo año con la divina Susan Sarandon
Actualizado: GuardarSi hubiera un premio para el actor con más películas filmadas en el año, Ralph Fiennes sería el ganador indiscutido, con seis títulos completamente diferentes estrenados durante 2005. No se le veía en cine desde Red Dragon y Maid in Manhattan en 2002, pero de pronto se multiplicó en todo tipo de producciones diversas. Ya había comenzado el año con las películas The Chumscrubber y Chromophobia, para seguir con El jardinero fiel y la voz de Victor Quatermaine en la animación de Wallace&Gromit, terminando el año con filmes tan distintos como Harry Potter y el Cáliz de Fuego y The White Countess.
-¿Es pura coincidencia que estén saliendo al mismo tiempo tantas películas suyas o no para de trabajar desde hace tiempo?
-Todo el año 2004 estuve trabajando en una película tras otra. Fue demasiado. Llegó un punto en donde no sabía quién era. Se habían acumulado varios proyectos que yo quería hacer, especialmente los últimos dos, El jardinero fiel y The White Countess. Y, por supuesto, Harry Potter.
-¿Y tiene muchos proyectos más o piensa tomarse vacaciones?
-Dentro de dos semanas empiezo a filmar otra película con Susan Sarandon sobre una historia verdadera de una millonaria que dejó toda su herencia al mayordomo. Fue un escándalo en aquella época por como él manipuló la situación. Tengo curiosidad por ver cómo es el trabajo con ella.
-¿Varía su forma de trabajar cuando pasa de una película de bajo presupuesto a una superproducción?
-La atmósfera, el medio, es completamente diferente. Con Harry Potter hay tanto dinero que permite tomarse tiempo suficiente para filmar tres o cuatro tomas diferentes. Y los adultos tenemos que adaptarnos a los horarios diferentes que tienen los niños. Cuando una película es difícil de financiar me da otro tipo de placer, sabiendo que la puedo terminar al final del día. Cuantos menos recursos hay, más me comprometo. Busco los límites, aprovecho el tiempo al máximo, aunque también disfruté durante las dos semanas que llevó la filmación de una sola escena de Harry Potter.
-¿Dos semanas para una sola escena?
-Era una toma muy grande y las expectativas resultaron todavía mayores.
-¿Es otra coincidencia que en el mismo año haya estrenado dos películas infantiles como 'Harry Potter' y 'Wallace&Gromit'?
-Es muy extraño cómo sucedió todo. Hace dos años y medio que me habían ofrecido Wallace&Gromit y empecé a grabar la voz en entonces. Y el estreno parecía muy lejano. Con decirle que ni siquiera me había comprometido con Harry Potter todavía. No fue ningún plan deliberado, sólo que tuve un último año bastante ocupado.
-¿Le preocupa que el público infantil sea crítico con su trabajo?
-En esta versión de Harry Potter, en particular, no siento la presión. Tampoco tengo una afición fanática por los libros. Me gustan, admiro el trabajo y los personajes, pero no soy ningún adicto a Harry Potter.
-¿Leyó los libros al menos?
-Los leí, sí. Pero sólo me interesé en mis escenas (riéndose). Y esa parte la leí muchas, muchas, mu-chas veces.
-¿Los chicos le tienen miedo cuando lo ven por la calle?
-Si todavía no me tienen miedo, ya me temerán...
-¿El teatro es tan importante como el cine, para usted?
-Cuando me empezó a interesar la interpretación, solamente pensaba en hacer teatro. Jamás se me ocurrió que el cine o Hollywood podía entrar en mi vida. Me parecía otro mundo. Yo quise ser actor porque era fanático de William Shakespeare.
-¿Imagina alguna nueva nominación al Oscar por alguna de las seis películas que filmó este año?
-No lo sé. El Oscar es lo que es. A lo mejor hay gente que piensa que lo merezco, pero no es la razón por la cual hago cine.
-¿Eso significa que no le interesa?
-Para un actor no es bueno pensar que siempre vas a recibir un premio. Ya es suficientemente gratificante que me propongan un buen papel, buenas películas o buenas obras de teatro, trabajando con buena gente o buenos actores. Eso, para mí, es suficiente premio. No le veo ninguna motivación al he-cho de sostener una estatuilla, cuando de todas formas, al día siguiente, cada uno sigue con su propia vida. Me parece un camino sin salida.
-¿En serio no le gustan los premios?
-Soy muy exigente conmigo y lo único que me importa es si soy feliz con el trabajo que elegí.
-El personaje de Jackson en la película 'The White Countess' insiste en separar el lado personal del profesional, evitando cualquier intimidad con quienes trabaja ¿En la vida real usted es igual?
-No. Me encanta crear una cierta amistad con otros compañeros de trabajo. Tengo muchos amigos que son actores.
-¿Algunos ejemplos?
-Tengo excelente relación con mu-chos actores que seguramente no conoce porque solamente hacen teatro británico y son excelentes amigos. Liam Neeson, por ejemplo, es muy buen amigo mío.
-¿Nunca ha trabajado con su hermano Joseph?
-Lamentablemente no. Es verdad que quiere trabajar conmigo y estoy seguro de que encontraremos algo.
-¿Tiene alguna otra pasión fuera de la interpretación?
-La música. Tengo un espectro masivamente amplio. En mi iPod escucho Led Zeppelin, música country, Bach, Beethoven, Bruce Springsteen...
-¿Lo apostaría todo en una carrera de caballos como lo hace su personaje en 'The White Countess'?
-No. No puedo. No lo haría.
-¿Y si de pronto ganara a la lotería, qué haría con las ganancias?
-Hay muchas cosas que me gustaría hacer. No tengo demasiadas ambiciones como comprar un buen coche o una casa. Pero su-pongo que encontraré alguna fantasía o alguna buena causa para contribuir con dinero en efectivo.
-¿Qué tipo de causas, por ejemplo?
-Trabajo con Unicef. Y también me gustaría contribuir con grupos de teatro juveniles. Puedo recordar muy bien lo que significa la ansiedad y el hambre para un actor que empieza y no encuentra muchos caminos. Y le hablo de hambre por trabajo, no sólo comida. Recibo bastantes cartas de gente que me pide dinero, con diferentes clases de pedidos.
-¿Como actor, espera las órdenes del director o también sugiere algunos cambios cuando se le ocurren?
-Soy de los que quieren aportar y me gusta conversar con el director. Tengo mis propias ideas y cuando filman alguna escena, trato de buscar una segunda oportunidad y suelo pedir si me dejan intentar algo diferente.
-¿Semejante forma de pensar nunca le provocó alguna pelea con ciertos directores?
-Alguna vez he podido tener cierta confrontación. El director puede decirme 'me gusta esa idea, pero mejor la aplicamos por allá'. Me gusta la colaboración. Muchas veces, el cine nos transporta a un mundo de la fantasía que a veces parece real.
-¿Durante la filmación se mantiene la ficción separada de la realidad?
-A veces se siente bastante real. La esceonografía de Harry Potter era fantástica, brillante. Te transporta a esa fantasía en un segundo. A mí me gustó interpretar este hombre diabólico.
-¿En una película infantil puede ser más diabólico que los malvados que interpretó antes en 'Red Dragon' o 'La lista de Schindler'?
-La verdad es que no puedo dispararle a alguien en la cabeza, por la espalda, cuando hago una película infantil. No. (ríe) Tengo que encontrar otro sentido, el miedo se crea alrededor de las amenazas. Me gusta interpretar este tipo de figuras fantasiosas, imaginando el mundo del escritor.
-¿Y qué le llevó a filmar una película tan diferente como 'The white countess'?
-Me gustó el guión, con bastante complejidad, y la forma en que planearon los personajes en los años 30 de Sanghai.
-¿Se identifica en algo con el personaje de Jackson?
-Para empezar, él es ciego y en ese sentido no puedo identificarme demasiado (ríe). Pero lo intenté. También es un idealista y supongo que me identifico con los ideales que tiene.
-¿Qué tipo de ideales tiene usted?
-Algo que a todos nos gustaría: parar de matarnos entre todos. Sería un buen comienzo porque el mundo así, realmente, es deprimente.