La Voz
El diálogo después del insulto
El alcalde se reunirá con Hacienda después de acusar al Ministerio de asfixiar a la ciudad
El alcalde de Cádiz tendrá que desayunar sus propias palabras el lunes. Será cuando, como máximo representante del Ayuntamiento, se presente ante el Ministerio de Hacienda para revisar la deuda municipal y buscar alternativas que supongan liquidez a las arcas públicas. La única opción del consistorio gaditano, y de tantos en similar situación es renegociar los intereses con el fin de aliviar el estado de las finanzas locales. El encargado de anunciarlo fue el propio José María González, que también será el encargado de presentar ante la administración central el conjunto de medidas que se ha tomado en sus seis meses de gobierno y el presunto ahorro de 10,4 millones de euros, de los cientos que formarían la deuda municipal gaditana. Pero antes de salir hacia Madrid tendrá que desayunar sus propias palabras porque va a pedir ayuda y colaboración una institución que calificó de chantajista, a la que veladamente acusó de estar al servicio de los intereses políticos del Partido Popular.
Como ya le sucediera con los bancos, primero insulta y luego se sienta a dialogar, a entender y explicar, a tratar de encontrar puntos de encuentro y de colaboración. Curiosa manera de entender los tiempos del debate político e institucional. Ayer, cuando anunció el encuentro, habló de «diálogo y lealtad institucional» cuando en su día habló de estrangulamientos, de colapso y ruina, de decisiones precedentes poco menos que negligentes e irresponsables. Ahora, todo ha cambiado, ahora todo es «reducción de gastos superfluos y de propaganda, apuesta por los servicios sociales y pago a proveedores.Este equipo gestiona de forma responsable» y no tiene abuela. Todos los males son anteriores, exteriores. Pero resulta que hay que salir al exterior y asumir lo anterior. La deuda municipal, cifrada en 265 millones, es similar a la de cualquier otra ciudad del mismo tamaño.Similar a la que encontró el anterior gobierno local. Se trata de trabajar con ella. Eso no se arregla con insultos ni denuncias dramáticas.