EDITORIAL ABC
Macron, cerca del Elíseo
Es verdad que la extremista Marine Le Pen pasará a la segunda vuelta, pero los resultados, el ambiente político y el sentido común permiten prever que no tiene muchas posibilidades de vencer

La primera vuelta de las elecciones presidenciales deja un panorama de cierto alivio gracias al buen resultado obtenido por Emmanuel Macron , candidato inesperado, que es el gran triunfador de la jornada. Es verdad que la extremista Marine Le Pen pasará a la segunda vuelta, igual que su padre en 2002, pero los resultados, el ambiente político y el sentido común permiten prever que no tiene muchas posibilidades de vencer en la votación definitiva dentro de dos semanas . Por el contrario, el gran apoyo obtenido por el candidato de En Marcha, que abandonó las filas socialistas justo a tiempo para emprender un proyecto personal y nuevo, hace prever que todas las demás candidaturas (salvo el Frente Nacional) le van a prestar su apoyo. De ello se deduce que, salvo una circunstancia incontrolada, Macron será el presidente de la República.
La primera constatación es que los grandes derrotados son los partidos tradicionales , tanto de derecha como de izquierda, y de la equivocada estrategia de las elecciones primarias que ambos habían emprendido. Ninguno de los dos ha pasado a la segunda vuelta , lo que es una novedad en la Quinta República. Los socialistas han sido doblemente humillados, porque partían de una legislatura en la que tenían la mayoría en el Parlamento y la Presidencia de la República, y han acabado con un resultado ridículo, apenas un 7% de los votos. Superados claramente por el candidato de la izquierda radical , los socialistas franceses —como casi toda la familia socialdemócrata europea— tienen una larga reflexión en el horizonte.
En cuanto al centro-derecha, los republicanos están también obligados a una refundación de un partido necesario para Francia y para Europa, que acoja de forma natural a los conservadores e impida que sus votos emigren a los terrenos del extremismo nacionalista del Frente Nacional.
Es previsible que todas las fuerzas políticas del espectro moderado pedirán el voto a Macron , salvo los demagogos de todo signo que probablemente harán bueno el proverbio de que los extremos se acaban juntando . Pero eso será apenas el primer paso de un periodo complejo y difícil para Francia. Después de las presidenciales vienen las legislativas y Macron carece de un partido político que pudiera respaldarle en la Asamblea Nacional. Será probablemente un presidente electo dentro de una semana. Pero tendrá que gobernar cinco años con un Parlamento en el que no tendrá apoyos claros ni una mayoría disciplinada. La previsible victoria de Macron es solamente un primer episodio de la transformación a la que está siendo abocada Francia y sus estructuras políticas.
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