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Ricardo Piglia nos presenta a Emilio Renzi
Piglia publica la primera entrega de su diario. Aunque su autor no es él, sino Emilio Renzi. Un juego de espejos

El anuncio de la publicación de los diarios del novelista argentino Ricardo Piglia (Adrogué, 1940) causó hace unos meses la lógica expectación. ¿Cómo sería su relación con un género como el diario, que permite actualmente opciones de escritura muy dispares? La primera entrega, de las tres anunciadas, propone los años de formación del autor, de 1957 a 1967 ; es decir, la etapa comprendida entre los 17 y los 27 años. De sus estudios universitarios en La Plata, adonde se traslada en 1960 desde Adrogué, hasta su renuncia como profesor ayudante a raíz del golpe militar de Juan Carlos Onganía , diez años más tarde.
Novela de una vida
Sin poner en duda la realidad de los cuadernos que sirven de base a su experimento narrativo o versión corregida del diario original -se habla de 327 cuadernos de tapas de hule negro- y que habrán constituido, probablemente, un semillero de ideas y de experimentación, la lectura de esta primera entrega de los diarios de Piglia sume al lector en una cierta perplejidad . Por dos motivos.
¿Funciona Renzi como un álter ego de Piglia? El texto gira, en todo caso, en torno a la literatura
El primero, que no es Piglia su autor, sino Emilio Renzi, un sobrenombre utilizado por el escritor en algunas de sus novelas tomando el nombre y apellido menos utilizados (su nombre real es Ricardo Emilio Piglia Renzi), aunque en muchos pasajes Renzi es escrito, por decirlo así, por un autor superior que podemos identificar con el propio Piglia, si bien nada resulta concluyente. Es decir, que hay una voluntad de distanciamiento a la hora de volcar la propia experiencia, efecto muy propio de los procedimientos autoficcionales , que funciona, sin embargo, como un cuerpo extraño cuando alguien se dispone a la lectura de unos diarios personales, sugiriendo la existencia de otros diarios detrás de estos donde ese distanciamiento no existe.
¿Funciona Renzi como un álter ego sin fisuras de Piglia ? De ser así, la presencia de este último no tendría sentido. El fin es dotar a los diarios de la misma coherencia narratológica que presenta su obra de ficción, mantener la ambigüedad y poder hablar de la «novela de una vida». El texto gira, en todo caso, y obsesivamente, en torno a la literatura y la imagen que el escritor adquiere de sí mismo.
Voz que madura
La segunda perplejidad tiene que ver con la homogeneidad del estilo. Nada más dispar que los registros de un diario que acoge un amplio periodo de tiempo. Es evidente que el joven que inicia sus estudios en la carrera de Historia en una nueva ciudad no puede escribir igual que el profesor de diez años más tarde. Los diarios suelen acoger los cambios, la evolución de una voz que madura y se asienta o se desestabiliza con el tiempo. Eso no ocurre en los diarios de Renzi/Piglia, cuya textura literaria se mantiene uniforme , fruto (imagino) de una revisión en profundidad de los diarios originales.
El lector puede valorar la inmersión en la vida literaria argentina, la lectura crítica de los autores del «boom»
Me pregunto entonces si es posible apreciar el proceso de formación del escritor. Diría que no. Lo que sí puede valorar el lector es la inmersión en la vida literaria argentina , la lectura crítica que se hace de los autores del boom y la lucha tenaz, sin cuartel, de un hombre por abrir paso a su indiscutible talento. La visita del joven Renzi a Ezequiel Martínez Estrada es una pieza maestra.