«True detective»: milagro repetido

Canal+ Series estrena la segunda temporada de esta serie de culto en la madrugada del domingo al lunes

«True detective»: milagro repetido HBO

f. marín bellón

Desde el primer capítulo se supo que estábamos ante un acontecimiento. Justo antes de estrenar la segunda temporada, Canal+ Series ha decidido calmar a las fieras y a los yonquis de aquella droga televisiva que tanto daño hizo, según sus detractores. El canal organizó ayer un pase con los primeros episodios de «True detective 2» . Los mortales podrán ver el arranque en la madrugada del domingo al lunes, en «directo», a las 3.00, al mismo tiempo que el público americano . Es la globalización máxima. El lunes por la noche, a las 22.30, los menos obsesivos tendrán ocasión de degustarlo tranquilos.

No muchas series han generado tanta literatura en unos pocos meses. El quinto capítulo se bastó para convertir en best seller -al menos en Amazon- un libro de 1895 del olvidado Robert Chambers, solo porque Rust Cohle (Matthew McConaughey) no paraba de rumiar algo sobre el rey amarillo, una de las incontables referencias que destilaba su discurso nihilista . La creación de Nic Pizzolatto, ahora una estrella, suponía un nuevo giro en la trayectoria casi siempre innovadora de la HBO. La pasión de sus admiradores solo presentaba un inconveniente: ¿qué pasaría con la segunda temporada? Las dudas estaban fundadas. La trama parte de cero y no repite ninguno de los actores que hicieron inolvidable el primer curso. Colin Farrell, Vince Vaughn y Rachel McAdams tampoco despertaban mayor entusiasmo.

Visto el arranque de «True detective 2», y con la prudencia a la que la subjetividad del debate obliga, se puede adelantar que a Pizzolato no se le caerán los seguidores de los bolsillos. Puede que al contrario. De entrada, reconforta la continuista cabecera, fiel a su estilo y con la voz pedregosa de Leonard Cohen como añadido . Si los actores sorprenden, es para bien. Farrell hace el papel que mejor se le da, puede que el único que haga bien del todo, y en la mirada de Vince Vaughn descubrimos un pasado hasta ahora oculto en las bolsas de sus ojos. No hay ni un personaje sin recuerdos tortuosos; es la refutación total de las tesis mortuorias de Jorge Manrique.

El ritmo y la fotografía despiertan viejas sensaciones agradables y la música -Lera Lynn es la mejor excusa para volver una y otra vez a ese bar- logra momentos de suspensión narrativa que solo perdonamos a Won Kar-wai y, a veces, a Almodóvar. Nueva Orleans y Luisiana se quedan atrás, con sus religiones, y nos adentramos en una imaginaria ciudad industrial llamada Vinci. Quienes odiaban la cháchara pretenciosa apreciarán el cambio de escenario. A medida que se acerca a la costa Oeste, «True detective 2» se aferra a los clichés del viejo cine negro, necesariamente confuso pero menos filosófico. El crimen ritual cede paso al político y los pirados a los corruptos. Los lectores de «Galveston», novela de Pizzolato resucitada por su fama televisiva, se sentirán como en casa.

«True detective»: milagro repetido

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