Por qué los españoles se han vuelto locos por los SUV
Los «Sport Utility Vehicle», híbridos entre turismo y todoterreno, crecen en ventas pese que su conducta no brilla ni sobre la carretera ni fuera de ella
No disponen de más espacio para los pasajeros ni de más capacidad en el maletero que una berlina familiar o que un monovolumen. No se conducen de forma más dinámica. De hecho, tienen un coeficiente mayor, y consumen más. Pero aún así, las matriculaciones de los «todocamino» o SUV no paran de crecer , en especial en los últimos años, cuando ha surgido una verdadera constelación de modelos que pueden encasillarse bajo estas iniciales, desde pequeños urbanos hasta grandes familiares de 7 plazas.
[ Los SUV más vendidos en España ]
Las iniciales de SUV responden a «Sport Utility Vehicle», vehículos utilitarios y deportivos, lo que en la práctica engloba a coches con aspecto exterior de todoterreno, algo más altos que las berlinas o compactos de los que derivan, con o sin tracción 4X4 y cierta capacidad para circular fuera de carretera gracias a algunos centímetros más de distancia al suelo que los coches llamados «convencionales». Por su mayor tamaño y por las complicaciones técnicas derivadas de su centro de gravedad más alto -lo que también los hace más inseguros-, los SUV suelen ser más caros que los turismos de los que derivan, tanto al salir del concesionario como cuando llegua el turno de realizar tareas de mantenimiento (cambio de neumáticos, instalación de repuestos, etc.). A la hora de maniobrar tampoco ganan puntos, ya que al ser más grandes y más elevados son menos manejables.
En la parte positiva, al ser más altos ofrecen más sensación de amplitud. Además, las suspensiones más altas y los bajos, que suelen ir reforzados con cubiertas de plástico, otorgan cierta protección al pasar por zonas bacheadas o con piedras. También cuentan a su favor con un consumo más ajustado y más prestaciones en carretera que los 4X4, máxime teniendo en cuenta que la mayoría de los conductores ráramente necesitarán utilizar tracción total o una reductora, dos atributos que añaden peso y restan dinamismo al vehículo.
La paternidad del primer SUV es discutida y discutible, y la reclaman modelos tan diferentes como el Chevrolet Carryall Suburban de 1934 o el Toyota RAV 4 de 1994. Lo que no admite discusión es que el coche que supuso el «boom» de este tipo de vehículos fue el Nissan Qashqai, que acaba de cumplir una década en el mercado y aún sigue siendo líder en ventas.
Los ingenieros de la marca japonesa buscaban un sustituto para la veterana berlina Almera cuando, conscientes de que no lograrían batir a sus rivales europeos en su terreno, decidieron dar un vuelco al proyecto, desarrollando un nuevo tipo de vehículo. «Las investigaciones de mercado habían revelado que los SUV existentes eran demasiado grandes para la ciudad, y no gustaba su enorme consumo de combustible ni su aburrida calidad», explican desde Nissan. El resultado fue un coche alto, con una habitabilidad y una conducción cercanas a la de un turismo grande, que se convirtió en un superventas, y abrió el camino a un aluvión de competidores.
Reflejo de la sociedad
«La moda de los SUV se justifica en la evolución de las necesidades de los conductores», afirma Lluís Puerto , director técnico de la Fundación RACC. El coche «ha sido, y continúa siendo, un reflejo de la sociedad», explica Puerto, para quien la industria «se ha ido adaptando a lo largo de los años a la evolución de la sociedad. Ahora vivimos en la era de los SUV compactos, un segmento que gana terreno porque responde a las necesidades de una familia completa para hacer muchos kilómetros, tanto en terreno urbano como interurbano».
En esta misma línea se expresa Jordi Brunat , profesor de planificación estratégica en ESADE y experto en automoción: «El coche es una extensión de la persona, de su personalidad, de su forma de vida, de sus hábitos, de su capacidad económica, de su entender social y de su encaje en sociedad. Por ello, la evolución de la sociedad y la del automóvil han ido muy de la mano».
Según Arantxa Alonso , del departamento de Product Marketing de SEAT, «el cliente del SUV busca cuatro características: mayor sensación de seguridad, que se refleja en un carácter más robusto; un diseño más moderno; mayor versatilidad; y más espacio». Estos son los elementos que valora un cliente que, según los perfiles, es mayoritariamente hombre y con una media de edad de 52 años, aunque también cuenta con el aprecio de las mujeres. «Gracias a la postura de conducción elevada encuentran esa sensación de seguridad, que permite acabar con los miedos en la ciudad. Es como sentirse en un castillo», añade Alonso.
Según datos de la marca española, estos modelos crecerán un 25% hasta 2020, superando las 1.550.000 unidades en Europa occidental. «No se trata de una tendencia o una moda pasajera, sino que el SUV ha llegado para quedarse».
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