El sueño roto de Shodeinde: el futbolista atrapado en el CIE de Aluche

Hace más de tres años desde que Jide Shodeinde dejó su vida en Nigeria para cumplir su sueño en España, aparente tierra de oportunidades que hizo grandes a sus ídolos de la infancia. Llegó «sin papeles», con 19 años y la utópica perspectiva de iniciar una carrera como futbolista en Madrid. Apenas alcanzados los veinte partidos oficiales, el final de sus ilusiones se adivina cercano. Jide, detenido el pasado 23 de febrero en Fuenlabrada, espera desde entonces en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche para ser deportado a su país. Sólo un contrato de trabajo o la demostración inequívoca de su arraigo social alargarán su ya desvanecido ideal.

No era la primera vez que Jide se encontraba con una situación semejante, aunque nunca llegó a ser internado en el CIE. Interceptado en tres ocasiones por la Policía, fue multado con 500 euros por su condición de ilegal. El balón y las botas, aunque jugó en varios equipos de la comunidad —San Sebastián de los Reyes y C.D. Lugo Fuenlabrada—, pronto los cambió por un casco y una espátula. Su escaso sustento llegaba de su trabajo como peón en la construcción. Sin contrato, lo perdió hace meses. Aunque representado por la agencia de futbolistas Junior Star Soccers —según figura en su página web—, su suerte en el fútbol fue pareja a la ya narrada, sin equipo ni expectativas desde su marcha del Lugo Fuenlabrada, donde acumuló trece partidos, cuatro de ellos como titular.

Un día después de su arresto, el juzgado de Instrucción número 2 de Fuenlabrada propuso su ingreso en el CIE al no constar documentación y desestimar el juez que esta persona tenga arraigo social en España.

Así, en un plazo de 60 días desde su detención, está prevista su deportación a Nigeria. Según el testimonio de su abogado a ABC, se encuentra «bien» en el centro, donde recibe buen trato y la ayuda de la Asociación Kiribú, aunque con «mucha ansiedad» por la incertidumbre que provoca el no saber cuándo será devuelto. Igual puede ser mañana que dentro de diez días, sin aviso, en función de las circunstancias del vuelo que se haya fletado para tal caso, explican.

Pese a que las perspectivas son especialmente negativas, pues una vez en el CIE es difícil salir, la solución, extremadamente urgente, pasa porque obtenga un contrato de trabajo o se demuestre su arraigo. La defensa, respecto a la segunda condición, sostiene que su paso por varios equipos de fútbol, con los consecuentes viajes, así como la presencia de un hermano en España —que declarará como testigo para corroborar esta hipótesis—, son un hecho evidente.

La vista del juicio, según ha podido saber este periódico, está prevista para el próximo 7 de octubre. Una fecha inerte porque, una vez en su país, Jide no regresará; su precaria situación económica no le permite una segunda oportunidad.