Botella ultima un concurso millonario para explotar los nuevos «chirimbolos»

El Ayuntamiento de Madrid adjudicará en julio el contrato, del que pretende obtener importantes ingresos por la publicidad

Botella ultima un concurso millonario para explotar los nuevos «chirimbolos» de san bernardo

SARA MEDIALDEA

Un nuevo contrato millonario para la explotación publicitaria del mobiliario urbano de la ciudad está a punto de salir a concurso. El Ayuntamiento de Madrid prepara en este momento la documentación precisa, dado que el actual contrato de mupis, columnas informativas y demás «chirimbolos» finaliza en unos meses. El objetivo es que todo esté preparado y el nuevo contrato pueda adjudicarse el próximo verano.

Madrid cuenta, hasta la fecha, con una cifra de en torno a 2.900 elementos de mobiliario urbano con publicidad, a las que habría que añadir los grandes soportes publicitarios, de hasta 3 X 2 metros, que en número de 500, fueron los últimos en instalarse. Aunque el origen de los «chirimbolos» se remonta al año 1994, desde entonces se han sucedido las prórrogas del contrato publicitario inicial, que se renegoció en diferentes épocas, y que ahora finalmente concluye.

Eso ha llevado a los responsables municipales del área de Medio Ambiente, que dirige el concejal Diego Sanjuanbenito, a iniciar la tramitación del nuevo concurso. Llevan unas dos semanas trabajando en ello, y aún les queda por delante trabajo pendiente; un expediente de este tipo presenta dificultades, y además está obligado a pasar numerosos controles de fiscalización para asegurarse de que la contratación pública –que se produce durante periodos prolongados de tiempo y por cantidades muy importantes de dinero – cumple con todos los requisitos legales.

Convocarlo en marzo

Las sucesivas prórrogas de los contratos iniciales vencen el próximo verano. Para entonces, aunque el actual equipo de Gobierno ya no estará en el Palacio de Cibeles –las elecciones son el 24 de mayo–, sí quieren dejar lista la tramitación del concurso y este en marcha, para que el siguiente equipo municipal esté en condiciones de adjudicarlo.

La idea de Medio Ambiente es llevar el concurso a aprobación a la junta de Gobierno en cuanto sea posible, para poner en marcha la tramitación, que llevará varios meses. El objetivo fundamental del contrato es obtener rentabilidad económica de la explotación publicitaria del mobiliario urbano: mupis, columnas informativas, paneles... Por eso se procurará que el canon sea lo más beneficioso posible para el ayuntamiento, y también que el mobiliario se adapte a los nuevos tiempos, utilizando la última tecnología y siendo más dinámico que el actual.

Pilas, vidrio, mapas...

Es el mismo sistema que se aplica para las marquesinas de autobús: la empresa que gana el concurso instala las nuevas, y está obligada a conservarlas y reponerlas. Además, debe pagar un canon al ayuntamiento: unos 12 millones de euros al año durante los 13 años que dura el concurso. A cambio, puede explotar publicitariamente gran parte de su superficie, un auténtico negocio millonario.

El mobiliario urbano, hasta la fecha, incluye elementos que tienen, además de la función publicitaria, una utilidad para los ciudadanos: depósito de pilas usadas, recogida de vidrio, cenicero o dispensador de mapas.

En su día, el primer contrato que se realizó para instalar este tipo de mobiliario, en 1994, estipulaba el pago de un canon anual de 50.000 euros al Gobierno local, y el resto, en especie –prestando servicios al ayuntamiento como antes se señaló–.

Revisión al alza

No obstante, este contrato fue revisado al alza en el año 2009 por el Gobierno municipal de Alberto Ruiz-Gallardón, con Ana Botella en Medio Ambiente. Entonces, se pasó a pagar un canon de 6 millones de euros anuales, más acorde con el tremendo negocio que supone la publicidad exterior.

Los órganos de fiscalización interna del ayuntamiento de la capital están ahora analizando el modelo económico que se aplicará al nuevo concurso, que pretende rentabilizar al máximo los elementos de mobiliario urbano. También deberá pasar el «filtro» de los responsables de la estética en la ciudad.

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