Granados cumple cien días preso en la cárcel que inauguró en 2008
El exdirigente popular está acusado de ser uno de los cabecillas de la Operación Púnica
Francisco Granados, quien fuera secretario general del PP de Madrid, cumplió ayer cien días en la prisión de Estremera por el presunto delito de dirigir una «organización criminal» dedicada al cobro de comisiones ilegales a cambio de adjudicaciones de contratos públicos, desarticulada en el marco de la Operación Púnica .
El antiguo hombre de confianza de Esperanza Aguirre permanece interno en el centro que él mismo inauguró en 2008 desde el pasado 31 de octubre, cuatro días después de ser detenido por agentes de la Guardia Civil tras la orden del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, titular del Juzgado Central de Instrucción número 6.
El exconsejero, acusado de delitos de blanqueo de capitales, organización criminal, contra la Hacienda Pública, tráfico de influencias, cohecho, malversación de fondos, prevaricación y fraude, ingresó en el centro penitenciario de Madrid VII, la última cárcel creada en la región, por ser el supuesto cabecilla de una trama de corrupción municipal y regional junto a los empresarios «conseguidores» David Marjaliza y Alejandro de Pedro, además del presidente de la Diputación de León, Marcos Martínez.
Cuentas en Suiza
Velasco decretó prisión incondicional para Granados por formar parte de una «organización criminal», pero, además, por ser el titular de algunas de las cuentas que las autoridades suizas han informado que contienen «sospecha de blanqueo de capitales agravado».
En ese sentido, Granados negó en su declaración ante el juez haber participado en esta trama, de la misma forma que aseguró que la cuenta de Suiza que se le atribuye es, en realidad, del empresario y presunto «conseguidor» Marjaliza, según indicaron fuentes de la defensa.
Velasco destacó que existen indicios de que «a lo largo de su carrera pública» el exconsejero habría beneficiado al propio Marjaliza y a otros empresarios como José Luis Huerta en materia de contratación pública y urbanismo, de forma que tomó parte en «una red de tráfico de influencias que ha utilizado en beneficio propio».
La investigación ha identificado diversas operaciones inmobiliarias que se sospecha que podrían haberse presentado como «contraprestación» de los empresarios beneficiados a las labores de mediación desarrolladas por el exdirigente popular.
El recluso pasa el tiempo en prisión jugando a las cartas con uno de los líderes del módulo en el que se encuentra. Se ha adaptado a la perfección.
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