La Iglesia estudia cómo mejorar la seguridad de los párrocos del rural
El arzobispo Barrio recaba propuestas ante la «preocupación» por la oleada de asaltos violentos en el último año
El asalto a seis sacerdotes del rural durante la noche en el último año ha provocado una «gran preocupación» en el clero gallego. En particular, al arzobispo de Santiago, Julián Barrio, le genera especial inquietud esta oleada de atracos que siguen siempre el mismo modus operandi. De ahí que haya encargado, según ha podido saber ABC, la búsqueda de posibles soluciones. Los ataques se suelen producir mientras duermen, el móvil es siempre el robo de dinero u otros objetos de valor y las víctimas, curas ancianos.
Las fórmulas que se están analizando en estos momentos son tres , según explica a este diario el delegado del Clero de la Archidiócesis, Lino Arcos, a quien el prelado compostelano encomendó dicha tarea. El objetivo es darles una «mayor seguridad» en el desempeño de su labor pastoral. La opción que a día de hoy se ve con mejores ojos es que los religiosos al frente de parroquias de una misma zona vivan en comunidad en un única casa en la cabecera de comarca. Aunque pasen el día en las localidades en las que están destinados, se quiere que pernocten en esta residencia común, que podría acoger a entre tres o cuatro curas. A mayores, se les podrían dar servicios conjuntos, aunque esta sería una cuestión adicional, matiza Arcos.
Una segunda sugerencia que se ha hecho llegar al arzobispo es «que el sacerdote duerma en la casa de alguna familia de la parroquia» que se ofreciera por su especial vinculación con la iglesia de referencia. Y una tercera idea que se sopesa es la instalación de alarmas en las casas rectorales conectadas con los cuarteles más próximos de la Guardia Civil . «Se está preguntando qué coste podría suponer», señala Arcos, quien recuerda en todo caso que se trata de «propuestas que no están cerradas. Incluso pueden llegar todavía otras mejores aún». Afirma que «todo tiene sus pros y sus contras», pero en su opinión «lo mejor sería que se agrupasen en la comarca». Los casos que estamos sufriendo «son tremendos y hay que buscar una solución en cuanto nos sea posible».
Agresiones sin resolver
El desasosiego lo incrementa el hecho de que en muchos casos no se logra detener a los asaltantes. No han sido arrestados, por ejemplo, los responsables del asesinato del párroco de Vilanova dos Infantes , en Orense, que custodiaba la Virgen de Cristal, del siglo XVII, unas de las tallas marianas más pequeñas del mundo. Aunque en algunos casos no suelen ser violentos y se limitan a aprovecharse de la debilidad del sacerdote, en otros se han producido gravísimas agresiones, como en el pasado agosto en Domaio, en la provincia de Pontevedra , donde tres menores golpearon con una bombona de butano al cura de 55 años y le rompieron la mandíbula y el paladar, por lo que necesitó ser operado de urgencia esa misma madrugada.
Muchos sacerdotes no viven en solitario, pero lo hacen con mujeres que les asisten y que en la mayoría de los casos son también mayores. La franja de edad que aglutina a un mayor número de religiosos en el Archidiócesis es la que va de los 70 a los 80 años. «La crisis de vocaciones en Europa es generalizada», lamenta Arcos. En el asalto a Padrón, hace un año, murió asfixiada la cuidadora del párroco, que pese a lo ocurrido sigue desarrollando su vocación en el mismo lugar.
Otra opción que podría explorarse es que una familia se traslade a vivir a la casa rectoral . La experiencia ya se da con éxito en un par de parroquias. _Una de ellas tiene al mando a uno de los sacerdotes en activo más longevos, Dositeo Valiñas , que a sus 94 años se encarga de la de Ribadumia y tiene asignada también la de Leiro , muy cercana. «Está muy atendido», confirma con satisfacción el delegado.
Incentivar el voluntariado
Arcos apunta también a que, con independencia de estas cuestiones de seguridad, «se va a iniciar un proceso de voluntariado de personas que puedan atender durante una, dos o tres horas al día al sacerdote en su casa» para paliar las carencias de la soledad.
En esos religiosos y en quienes sufren problemas económicos o de salud quiere volcarse la Archidiócesis, según manifestó el obispo auxiliar, Jesús Fernández, en la apertura del curso recién estrenado. Desde Santiago se ha realizado una encuesta entre el clero y las conclusiones también se acaban de conocer: pese a las dificultades, más de un 94 por ciento de los presbíteros se siente satisfecho y realizado con su labor y más de un 72 por ciento dedica entre una y nueve horas a la atención socio-caritativa , según se informó a través de un comunicado. «¿Seremos capaces de hacer una marea espiritual que nos renueve?», se preguntó monseñor Fernández en la inauguración del presente año pastoral.
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