CRÓNICAS ATLÁNTICAS
Ciudadano Noriega
Mientras Feijóo entregaba las Medallas Castelao, el alcalde compostelano se desahogaba en Twitter
El ciudadano Noriega decidió no acudir el domingo pasado a la entrega de las medallas Castelao. No vivimos ni en Venezuela ni la España de Franco, aquí si uno no quiere ir a un sitio no va. Nada de Guardia Civil ni policía bolivariana en la puerta de casa.
Somos libres, pero una cosa son las obligaciones legales y otra las buenas formas: incumplir las segundas carece de sanción, pero el ser respetuoso se le presupone a un representante público.
Qué más le da al pupilo de Xosé Manuel Beiras que ese acto de las medallas se celebre cada año en la ciudad en la que ha sido elegido alcalde; ni él ni ninguno de sus 9 concejales encontraron un hueco en sus agendas para plantarse en Bonaval en representación de los compostelanos (no vaya a ser que la foto con autoridades del PP les chafe la Marea Gallega que están planificando: esa que saldrá de la ciudadanía, pero con patrón diseñado en las sedes de Anova e Izquierda Unida).
Este nuevo plantón me trae a la memoria los lamentables incidentes que se vivieron en 1984, durante el traslado de los restos de Castelao desde Buenos Aires al panteón de los gallegos ilustres. Disturbios provocados por los radicales que creían que Galicia no estaba aún «liberada» para ser digna de acoger los restos mortales del escritor. 31 años después muchos siguen sin soportar que el rianxeiro haya convertido en una figura que une a los gallegos.
Mientras el presidente Feijóo le entregaba las medallas de este año a Vero Boquete, Pepe Domingo Castaño, Carlos Fernández Nóvoa, la Red contra la Trata y Vaca Films el regidor compostelano se desahogaba en Twitter, calificando el acto como «partidista».
Es una pena que una vez más —ocurrió ya en la ofrenda del Antiguo Reino de Galicia— Noriega se haya inspirado más en la forma de actuar del BNPG de principios de los 80 —que no iban al parlamento por no acatar la Constitución— que en el Camilo Nogueira que impulsó, en colaboración con Gerardo Fernández Albor, la traída a Galicia de los restos de Castelao.
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