Entrevista
Besteiro: «En la Pokemon, el tiempo da y quita razones, y cada vez quita más que da»
En su primera entrevista con ABC, el líder socialista repasa la actualidad y concede algún titular, pero sin pisar charcos. Los esquiva con maestría
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—Deja la Diputación. ¿Se refugiará en el Senado o el Congreso de los Diputados? ¿O permanecerá sin cargo hasta las autonómicas?
—El futuro dirá. Mi compromiso está en Galicia. Se abren diferentes opciones que estudiaré cuando llegue el momento. Todavía mi punto de vista está centrado en rematar el mandato provincial y hacerlo bien, con el orgullo de haber cumplido con lo prometido. El poso que me deja la vida municipal y provincial no lo olvidaré nunca, y me servirá para otros retos de futuro.
—¿Le preocupa quién vaya a ser el candidato del PP en las autonómicas?
—No, francamente no. Me preocupa la situación de Galicia. El PP no tiene hoy la credibilidad que tenía hace años porque incumplió todo lo que prometió.
—Tienen un código ético, pero después del caso del alcalde de Caldas de Reis, parece que consienten las pillerías jurídicas para evitar aplicarlo...
—Hay una decisión judicial de admitir un recurso a trámite. Pongámonos en la hipótesis de que sea admitido y no haya juicio. Por tanto, respetemos los tiempos judiciales. Eso no impide la máxima reconocible del PSOE: ningún socialista se sentará como tal en el banquillo. Y eso afecta a todos en este partido frente otros que no se sabe qué criterio tienen. La sociedad demanda claridad y conocer cuál es la línea de no retorno. La nuestra es el juicio oral. Invito al resto a que digan la suya.
—El que parece abocado a juicio oral es su antecesor en el cargo, «Pachi» Vázquez. ¿Ya le ha comentado que tendrá que dejar escaño y carnet?
—Creo que si hay alguna cuestión que no se me puede reprochar es mi posición firme sobre este tema. No me recreo en imputaciones. La situación de mi antecesor se sitúa en la de todos los militantes, todos son iguales ante la ley y el código ético que el partido se dio a sí mismo. No hay diferencias. No hay imputados de primera y de segunda. No hago juicios de futuro, sino que hago una valoración objetiva.
—¿Pero no se crean situaciones injustas, como la del alcalde de Pedrafita? Imputado, suspende su militancia cuando va a juicio y el fiscal pide que ni se siente en el banquillo. Si llega a dimitir del cargo lo hubiera perdido.
—El caso de Raposo es especial, porque no llegó ni a ir a juicio. La sensación que dimos ante el ciudadano es que el PSOE es solvente y creíble en estas situaciones. Podíamos entrar a dirimir diferentes cuestiones, pero pesa en mí la coherencia y la responsabilidad que mantuve desde siempre. El tiempo da y quita razones. Hace un año la pregunta era si los imputados podían ir en las listas. Y defendí que sí. Hoy parece claro que por una mera imputación una persona no puede ser apartada. Bienvenidos los que ahora comparten mi opinión.
«La gente sabe qué políticos son honrados»
—Pero en su partido hay quienes piensan de forma distinta. Susana Díaz presumía de no llevar imputados en sus listas en Andalucía. Y usted sí.
—El partido señala una línea roja. Si alguien quiere anticiparla, lo damos por bienvenido. Pero el PSOE no puede aprobar situaciones diferentes. Susana, Pedro Sánchez y Besteiro tenemos ese código ético. Quien decida endurecerlo, es su responsabilidad. Lo que no podemos es establecer derechos de primera y de segunda. No me genera desazón; sabemos cuál es la línea roja general.
—Su código ético dice lo que dice, y hasta ahora parecen aplicarlo. Pero sus estatutos dicen «una persona, un cargo» y en Vigo no se cumple. ¿Tiene usted autoridad sobre Abel Caballero?
—Este debate de «una persona, un cargo» le aseguro que no es un problema inmediato, la ciudadanía no nos pregunta por esto. Hay un sistema de incompatibilidades claro que se va aplicar, pero no puede haber uno en Galicia y otro distinto en Madrid. Debe haber uno igual para todo el territorio. Pero le digo una cosa, que nadie se vuelva a preocupar por el caso de Vigo. Igual no debía hacer de profeta, pero creo que no se va a volver a repetir.
—¿Ve a José Blanco volviendo a la política gallega? Por ejemplo, disputándole unas primarias a usted...
—No, francamente no. Lo veo en la política gallega, preocupado por los asuntos de su tierra, como siempre estuvo. En todo puesto en el que estuvo, nunca dejó de tener presente a Galicia.
—Otra cuestión que su partido no aclara. ¿Por qué el PSOE defiende la legitimidad de Susana Díaz para gobernar por ser primera fuerza y, sin embargo, no se la reconoce al PP?
—No creo que sea un problema del PSOE, sino del PP. Estos últimos años el PP se cansó de criticar los bipartitos y las coaliciones, y ahora nadie quiere pactar con él. Aquel planteamiento de listas más votadas lo hacían con resultados del 40%, pero esa fortaleza desapareció. Ahora parece que empiezan a cambiar de posición. En Andalucía hay otra sensación. Susana ganó las elecciones, de manera ostensible pero sin mayoría. Y ha abierto una línea de acuerdos, por los que deberá trabajar.
«Bienvenidos los que creen que los imputados pueden ir en las listas»
—Parece que no tiene rival. ¿Aun así convocará primarias para la candidatura a la Presidencia de la Xunta?
—Las primarias son obligatorias. Si no hay rival no puedo inventarlo.
—¿Se va Caamaño y se va un rival de unas posibles primarias?
—No, creo que la decisión de Francisco Caamaño fue personal y lo explicó en rueda de prensa. Estableció un nuevo ritmo vital volviendo a la universidad, y yo la respeto plenamente. No debe ser interpretada con otras claves.
—¿No tenía cabida en el PSdeG un catedrático de Derecho Constitucional como Francisco Caamaño?
—No es una cuestión de cabidas. La tuvo pero ha tomado otra decisión vital. No la interpretaría en clave de disensión.
—Caamaño señaló a Pilar Cancela como muñidora de su caída. No sé qué piensa usted al respecto.
—Agua pasada no mueve molinos. Se escribieron muchos disparates sobre este tema. Es pasado y el secretario general no entra a valorarlo.
—Me va a perdonar, pero usted no se moja nunca. ¿Evitar los charcos también es estrategia política?
— Nos lo enseñan a todos desde que somos pequeños, salvo que haya quien sea caprichoso y quiera pisarlos todos. Cuando llegamos a la madurez, vemos que pisar charcos no es buena cosa.
—Encuestas. ¿Vaso medio lleno por la mayoría absoluta de Vigo o medio vacío por el desplome en varias de las grandes ciudades gallegas?
— Donde el PSOE gobierna, mantenemos apoyo o aumentamos. Esto refuerza nuestra gestión en estos cuatro años durísimos de crisis. Es importante en este momento político. Y otra máxima: el PP pierde apoyos, y ya hablan de acuerdos con otras fuerzas. En Ferrol, Coruña y Santiago pierden su mayoría. Por eso es tan importante que algunos partidos expliciten si van a ser muleta del Partido Popular. No vaya a ser que alguien los vote no queriendo que gobierne el PP y luego lo apoyen.
—Pero eso es lo que pasa con su partido y el BNG y las mareas...
— La diferencia de eso es que nosotros sabemos qué representamos y ofrecemos a los ciudadanos. Hay otras formaciones que no sabemos qué son ni a qué representan, ni qué intereses tie-nen. Algunos son comunistas y lo ocultan, como si hubiera algúin problema. El único partido que no esconde sus siglas es el glas el PSOE.
«Las primarias para candidato a la Xunta son obligatorias»
—Coruña, Santiago y Ferrol. ¿Ser tercera fuerza sería un desastre? Gobernaban hace cuantro años...
— En democracia nunca hay desastres, hay que ser respetuosos con los resultados. Habrá ofertas más o menos atractivas. En este momento los ciudadanos tienen una elección muy difícil: decir qué quieren tras estos cuatro años muy difíciles, los más duros de la democracia. Sólo hay dos opciones, PP o PSOE.
—Si los resultados de estas tres ciudades son malos, ¿igual es que los ganadores de las primarias gustaban a la militancia pero no al electorado? ¿Es un fracaso de las primarias?
— Lo veremos el 24 de mayo. El cambio del PSOE ha sido radical. Me responsabilizo del resultado de las primarias, pero como cualquier otro militante. Las primarias son un derecho, pero también marcan el deber de cada militante para responsabilizarse sobre si su elección fue buena o mala. ¿Puede haber disfunciones? Puede. No nos mueve el temor. No especulo con resultados.
—Eso suena a repartir el marrón si vienen mal dadas.
— No, eso es sentido común. El partido le da una opción de elegir a los militantes, que es un derecho pero también un deber, como todo en esta vida. El secretario general tiene que respaldar por igual a los candidatos.
—Ciudadanos. ¿Amenaza u oportunidad?
— Ni una ni otra. Hay ciudades de La Coruña donde surgieron listas en 24 horas. Eso sí es generación espontánea. Las cosas deben tener su poso y explicarse mejor y no ser cambiantes. Un día presentan una reforma fiscal que sube el pan y en otros casos deberán acreditar a qué juegan y a quién representan. El ciudadano merece claridad.
—¿Se pincha el globo de Podemos? ¿Y de Alternativa Galega de Esquerda?
— Es evidente. Hay un parón de su expectativa de crecimiento. Se van a situar en la posición que marca el sentido común de la sociedad. Tendrán un papel importante, pero no el que ellos ambicionaban. Al final uno no puede ser comunista y socialista a la vez, no se puede ser nacionalista y todo lo demás al mismo tiempo. Quien oculta su ideología, la gente sabrá valorarlo. En la derecha ocurre igual. La gente va a detectar pronto a las marcas blancas.
«En Lugo tenemos que decidir si infartamos de mañana o tarde»
—AGE. ¿Se puede pactar con quien los llama «casta» y ataca el bipartidismo?
— Hace tres meses tendría otra contestación. Hoy, eso de casta ya no cuela. Y quienes nos llamaban así, ya vemos que algo de casta sí tienen. En realidad, cuando uno no se preocupa de los problemas de los ciudadanos, dejan de merecer atención.
—¿Ve a Martiño Noriega como futuro rival a la Presidencia de la Xunta?
—Si no me preocupan los rivales internos, tampoco los de otros partidos.
—Con la gestión de la hemodinámica y la radioterapia, ¿Mosquera ha condenado al PP en Lugo?
— Totalmente. Pero no solamente al PP de Lugo, sino también al de Galicia. Porque en Madrid se va a hablar de hemodinámica. Núñez Feijóo deberá explicar a sus compañeros como con un coste de 100.000 euros no amplían un servicio sanitario demandado por la ciudadanía. En Lugo tenemos que decidir cuándo nos infartamos, si entre las 8 y la 3 de la tarde o pasada esa hora. Es una cuestión de corazón, de sensibilidad. Y estos años no la han tenido. Pero Castiñeira también se condenó a sí mismo al no plantarse y enfrentarse a la Xunta para defender a sus vecinos.
—La Xunta matiza que no son 100.000 euros sino cerca de un millón.
—Imposible. Algo falla. Los propios servicios técnicos dicen que se necesita personal por 100.000 euros. Yo creo en su criterio. Aunque fuera un millón de euros, no es un problema de dinero.
—Se les ha visto hábiles, ¿pero no están sobreactuando en las últimas semanas? Ya se ha anunciado la radioterapia para final de año...
—El problema no es lo que se anuncia ahora, sino lo que lleva haciendo todos estos años. A día de hoy no hay esos servicios ni sabemos de qué calidad van a ser. El PP se lo ha ganado a pulso por incumplir sus promesas.
—Le dejo a la juez De Lara para el final. ¿Qué hay de lo suyo, de aquella supuesta investigación sobre su piso?
— Buena pregunta. Hace dos años, cuando apareció una cuestión que perseguía difamarme, puse toda la información a disposición de la juez. Hasta hoy, que no sé nada más.
«No se puede ser comunista, socialista y nacionalista a la vez»
—¿Es creíble la instrucción de la «operación Pokemon» tras la cascada de desimputaciones y archivos?
—Durante todos estos años he respetado los procedimientos judiciales, pidiendo agilidad en su resolución. El tiempo da y quita razones, y cada vez se quitan más de la que se dan. Y esa valoración también la están haciendo los ciudadanos. Ahí está el alcalde de Lugo, que va por la tercera desimputación. Con eso lo digo todo.
—Este caso ha estado marcado por las constantes filtraciones del sumario. ¿Apoya al ministro Catalá cuando plantea perseguirlas y condenar a quien las publique?
— La libertad de prensa no se puede condicionar. La prensa publica algo que alguien le pasa. Hay que fortalecer el paso anterior. ¿Quién filtra esa información? Ahí debe actuar el Ministerio, y no matar al mensajero.
—¿Qué se puede hacer para evitar esa indefensión a la que se somete a los investigados?
— Ahora hay una sensación por parte de la ciudadanía de saber separar unas situaciones de otras. Eso ha cambiado estos años. Los vecinos saben quién es honrado y quién no, a pesar de que aparezcan determinadas informaciones periodísticas. Políticos, periodistas y jueces deben ser rigurosos. Si hay informaciones sesgadas, parciales, con titulares engañosos, el periodista no estará siendo riguroso. Si un juzgado no es capaz de garantizar el secreto de las actuaciones, tampoco. Y si un político juega con ambas cosas, pues tampoco. Seamos más serios y rigurosos de lo que fuimos en el pasado.
—¿Hay pánico a decir públicamenteque la juez no hace bien su trabajo?
— No tengo pánico ninguno, sino que no es mi responsabilidad hacer valoraciones sobre los jueces. Tengo mi opinión, pero con el cargo que ostento no debo explicitarla. Pero creo que no es muy distinta a la que tienen los ciudadanos.
—Usted puso la mano en el fuego por Orozco. ¿Nunca dudó?
— Nunca. Jamás. En esta trayectoria como alcalde tan larga puedo reconocerle algún error, como todos. Pero la honradez la he vivido de cerca. Esas cosas se notan.
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