Un año en San Xerome
Juan Viaño, catedrático de Matemática Aplicada, cumple su primer ejercicio como rector al frente de la Universidad de Santiago con la situación económica como gran desafío
Este fin de semana se cumplió un año desde la conquista de Juan Viaño del mando de la Universidade de Santiago de Compostela. El nuevo rector, como aconteciera con sus antecesores, salía victorioso en unos comicios en los que el ganador indiscutible fue la desafección, merced en gran parte a que el sistema de ponderación del voto provoca que los estudiantes sean al mismo tiempo el colectivo más numeroso y el que menos peso tiene en la decisión final, una realidad que desmovilizó un año más a la gran mayoría de ellos. Con apenas un 15 por ciento de participación sobre el total del censo, un puñado de votos llevaron al catedrático de Matemática Aplicada al despacho del Pazo de San Xerome. Curiosamente, el recuento del sufragio estudiantil fue el que dio la victoria a un candidato que tras el penúltimo grupo de electores se encontraba a la zaga de su rival, el profesor de Derecho Financiero, Antonio López.
La campaña había sido intensa, pero más cordial que la que llevó al rectorado al saliente Juan Casares Long. Con la situación económica de la institución como punto central del debate, la financiación de la deuda fue el gran desencuentro en las posturas de ambos. Mientras López proponía un acusado plan de austeridad, así como una refinanciación del pasivo que aflojase la soga de la USC de cara al futuro; Viaño criticaba los recortes, optaba por no acudir a los bancos y apostaba por una negociación al alza de la aportación pública por parte de la Xunta de Galicia.
Finalmente, convenció Viaño. Y su mandato comenzó con un hito que no parece tal, pero lo fue, el de aprobar unos presupuestos que su antecesor no había logrado aprobar en los últimos tres años a la cabeza de la Universidad, viéndose obligado a gobernar prorrogando los del primer ejercicio. Para los partidarios del actual rector, este hecho fue un éxito fruto de una profunda búsqueda de consenso y voluntad de diálogo. Para sus detractores, un ejercicio de responsabilidad del Claustro, que respetó la voluntad democrática de la USC y dio un voto de confianza al recién elegido aprobando también las líneas básicas de actuación hasta 2018. Pero como acontece en muchos procesos electorales, los números dieron un golpe a su programa, y una deuda a noviembre de 2014 de casi 50 millones de euros —cuando los presupuestos no llegan a 140— sumado a un déficit de más de 9 millones en el mismo ejercicio provocaron que el peaje que tuvo que pagar para la aprobación de las cuentas fue una reducción presupuestaria y la refinanciación del pasivo a la que se negaba en un principio. «La realidad nos ha llevado a reconducir nuestro camino, pero hemos tendido muchos puentes que nos hacen caminar seguros», señala Viaño a ABC, que valora de forma positiva su primer ejercicio al frente de la USC, «pese a las dificultades».
Desafíos de futuro
Las ideas de Juan Viaño antes de llegar al rectorado compartían muchos puntos con la de López. Recuperar el prestigio histórico de la USC —hoy fuera de las clasificaciones de mejores universidades del mundo como las 500 de Shangai—, avanzar en la internacionalización de la institución mediante la captación de estudiantes extranjeros o el cambio en la oferta docente para adaptarla al mercado laboral y a las necesidades de la universidad eran objetivos compartidos por ambos. Una de las apuestas más entusiastas del ganador era la puesta en marcha de cursos con docencia online, un camino que han seguido en los últimos años universidades de reconocida fama internacional. Sin embargo, el inquilino de San Xerome reconoce que los pasos en este campo están siendo lentos. «El día a día consume muchas energías y la situación no es propicia para afrontar decididamente este reto, pero sigue siendo uno de los objetivos primordiales que nos colocamos en el horizonte», apunta al respecto.
Otro de los caballos de batalla de cara al futuro seguirá siendo la economía. La refinanciación aliviará las condiciones de pago hasta 2018, cuando termine su primer mandato, pero augura una continuación de la travesía por el desierto que supone amortizar los dispendios acumulados en los años anteriores. Pese a que el hecho de que Galicia sea una de las Comunidades con las tasas de matrícula más baratas de España podría entenderse como una medida social e incluso una oportunidad de captación de estudiantes, Viaño cree que el esfuerzo que ello supone lo soporta casi exclusivamente la institución, por lo que apuesta por «armonizar» los precios con el resto del Estado y que se fortalezca el sistema de becas para aquellos que no los puedan pagar.
Segundo año al mando
En el mismo sentido, pide a los poderes públicos que apuesten por la USC como «motor económico de Galicia» y reclama un aumento de la financiación para hacer frente a desafíos como la necesidad de reposición en un profesorado envejecido, la captación de talento investigador y el desarrollo de proyectos de gran entidad. Pese a que es consciente de que el escenario no es el más favorable, Juan Viaño inicia su segundo año de mandato «con el orgullo de representar a esta institución y con más fuerza que nunca».
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