manuel baltar / presidente de la diputación de orense

«No creo que la marca PP esté en caída libre»

El líder del PP en la provincia interior de Galicia analiza para ABC las claves de las elecciones locales. Baltar no contempla otro escenario que el de una victoria rotunda de su partido en su feudo

«No creo que la marca PP esté en caída libre» brais lorenzo

m. sueiro/j. l. jiménez

—¿Cree que en las municipales al PP le puede pasar como al PSOE de Zapatero en las elecciones de 2011, que la marca le pese y le arrastre?

—Desde mi perspectiva provincial eso no va a pasar. Quedan menos de treinta días y nos hemos dedicado a hacer lo que hacemos siempre: cercanía y trabajo. Estamos preparadísimos. La marca PP la llevamos ahí porque es nuestro aval de tener siempre unos grandísimos resultados que se incrementaron en las últimas convocatorias.

—¿No cree que esa marca ahora resulta un lastre?

—Bueno, yo creo que si tiene un lastre es positivo, por haber sido apoyada masivamente por los ciudadanos en todas las convocatorias anteriores. Yo no creo que estemos en un momento como el que estuvo el PSOE en el 2011. Aquí albergamos esperanza con la recuperación económica, hay signos que lo demuestran y estamos en la disyuntiva de siempre: PP o todos contra PP. El todos contra el PP, para mí, no es un mensaje válido. No creo que la marca esté en caída libre, en absoluto.

—Su receta está hecha para Orense y parece que funciona. ¿No funcionaría en otros territorios?

—Se trata de interiorizar una idea y un concepto, en este caso de provincia y de diputación, con la seguridad de que este presidente de Diputación no debe ser delegado de nadie. Claro que puede ser implantada en otros lados, pero hay que creérsela, sino te la crees poco puedes contagiar al resto.

—Sin embargo, no ha logrado disociar la idea de que ejercen un cierto paternalismo sobre todo lo que ocurre en Orense y sus sectores sociales.

—Esto forma parte de un desconocimiento absoluto y total de la situación. Yo he conocido a gente que ha escrito toda su vida contra las diputaciones y que ahora son auténticos defensores de la idea de provincia y de diputación después de conocerla por dentro. Yo tengo gente que quiere vivir una campaña provincial por primera vez, que no la ha vivido nunca. Los críticos cada vez son menos y la fuerza de los hechos rompe los clichés. Lo que más rompe los clichés serán los resultados electorales del 24 de mayo. Esto es una administración moderna y de vanguardia y además tenemos una desgracia, el papel o la actitud de la oposición. A mí me gustaría que fueran más fuertes y que tuvieran una idea de provincia, porque cuanto más fuerte sea la oposición, más fuerte será nuestro gobierno.

—Decían en una campaña americana: «¡Es la economía, estúpido!». ¿En estas elecciones van a ser las de «¡Es la corrupción, estúpido!»?

—Cuando vamos con la papeleta lo que tiene que hacer el elector es pensar en clave de futuro y de solucionar problemas. Si vas a castigar a un partido político mal vamos, tenemos que pensar en construir. Siendo como es la corrupción el segundo problema más importante para la sociedad, aquí nos hemos anticipado en muchas cuestiones y hemos hecho un trabajo importante, desde el código ético, el código deontológico, la declaración de bienes, etc. y creo que ése es el camino.

—Sin embargo, al PP de Orense se le ha abierto un flanco judicial con el que fuera su gerente, Emilio Pascual, que está hablando de una financiación irregular del partido.

—Lo que se lee en los medios es una declaración de ese señor, que ha sido contestada por mí en mi doble condición de José Manuel Baltar y también como presidente del partido. En este momento tiene cuatro procedimientos judiciales abiertos: dos querellas y dos acciones de responsabilidad por derecho al honor. Que los jueces hagan su trabajo. Ésa es la respuesta que he dado.

—¿Por qué el alcalde de Cualedro no puede seguir en la Diputación por esa transacción con su gasolinera, pero sí puede seguir en el Concello?

—Aquí hay un Código Ético al que ha acudido el alcalde de Cualedro para plantear su dimisión, un alcalde que no se encuentra denunciado, ni imputado, ni procesado y que además cuenta con el aval del secretario general de la Diputación que dice que en ningún momento se ha producido ninguna ilegalidad y él ha decidido libremente. El 24 de mayo se presentará a las elecciones y sus vecinos decidirán.

—¿Reciben en Orense con el mismo entusiasmo al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que las otras organizaciones provinciales de Galicia?

—Feijóo es de Orense. Si hay algún sitio en el que sabemos de la valía de Alberto Núñez es aquí antes que en ningún otro lado. Me sumó a todos los que ven en Alberto Núñez al presidente que a nivel nacional y como autonomía tiene, sin duda, el mejor cartel.

—¿Qué análisis hace de todo lo que ha sucedido en la ciudad de Orense esta legislatura?

—En este gobierno socialista de Orense, más que regeneración lo que hubo fue degeneración democrática a una velocidad de crucero, día a día, superando el capítulo más penoso que se había marcado el día anterior. Además, el PSOE dice que quebró en 2011 la mayoría del PP, pero el PSOE no quebró nada, en todo caso, se alió con otra fuerza política, que ahora dice que no se conocen de nada. Creo que hace falta borrar estos años. Se trata seguramente del capítulo más negro de la historia democrática de Orense, a todos los niveles. El ayuntamiento está totalmente paralizado y nosotros suplimos desde la Diputación una falta de actitud de un gobierno que no gobernó y se dedicó el 90 por ciento de su tiempo a pacificar las aguas entre las dos, tres, cuatro o cinco corrientes que pudieran existir en esos 11 concejales.

—¿Cómo cocinaron la candidatura de Jesús Vázquez al ayuntamiento de Orense?

—No es cocina ninguna. Esto no es Pepe Blanco. Esto es una cuestión de ver que Orense necesita un gobierno estable y eso sólo lo puede aportar el PP. Orense ya tuvo un gobierno estable, con una mayoría absoluta que transformó la ciudad. Antes de las autonómicas de 2012 ya estaba clara la idoneidad de Vázquez para la candidatura municipal. Llegó el momento e hice la propuesta al comité electoral provincial. Fue al Comité Electoral Autonómico y se aprobó por unanimidad.

—¿No le gustaba la opción de Manuel Cabezas?

—Yo hablé con mucha gente y Cabezas fue el mejor alcalde que ha tenido la ciudad, pero en ningún momento se planteó esa opción. Tuvimos claro que Jesús Vázquez era el mejor candidato y va a ser el alcalde ideal de Orense.

—¿Es esta la oportunidad para conseguir una mayoría contundente en Orense?

—Ya la hemos tenido. Orense fue la única gobernada por el PP en un determinado momento. Vamos a ganar y devolver la ciudad donde se merece

—No acaban de «copiarle» la idea de la segunda urna para elegir a los gobiernos provinciales.

—Bueno, también es por una cuestión de falta de información. En los gobiernos locales intermedios de Francia, Alemania, Reino Unido, esta elección es directa. En España hay administraciones locales intermedias: cabildos, juntas generales, que son también de elección directa. Faltan las diputaciones y precisamente por eso no se pudo firmar la carta europea de autonomía local. Se tardará más o menos, pero se tiene que hacer. No es normal que no se pueda elegir directamente a sus representantes. No hay otra solución.

—Usted es un hombre de retos. ¿Para cuándo el gobierno de Allariz?

—En Allariz se produjo una revuelta, una llegada a una institución sin las urnas. Eso se llama golpe de estado. Incluso celebran el aniversario como la toma de la Bastilla. Fue condenado por desórdenes públicos el líder que después fue vicepresidente de la Xunta y senador, y me parece absolutamente respetable. Pero en Alllariz también urge un cambio. Dice el Bloque que «los del PP llevan no sé cuántos años gobernando». Pues en Allariz, allí está un Paco gobernando que recuerda a otro Paco de trayectoria política similar a otro nivel territorial. Allí el ejemplo de gobierno es todo menos pactar, todo menos colaborar con los grupos de la oposición, en este caso el PP. Entonces se le va a plantear un cambio político y a ver qué pasa. Allariz puede ser uno de los dos ayuntamientos que gobierne el Bloque. En una provincia de 92 no es un número para tirar cohetes.

—Sorprendió que se pusiera de acuerdo con José Ramón Gómez Besteiro para la promoción de la Ribeira Sacra. Esto no suele pasar…

—No pasa porque la política se ha convertido en algo que es lo contrario de lo que debería ser. Cuando planteo a los alcaldes la posibilidad de reactivar la candidatura de la Ribeira Sacra como Patrimonio de la Humanidad, hablo con Besteiro y le doy la copia de la moción que voy a llevar al pleno de la Diputación. Él lo asume y empezamos a trabajar. El tema va a salir precisamente por eso. La mayor parte de las veces el partidismo hay que dejarlo en segundo plano.

—¿Quién es el heredero político de José Luis Baltar? ¿Por qué nadie lo reivindica?

—Yo creo que el presidente Baltar estuvo al frente del partido y la Diputación en un momento histórico por resultados electorales. Ahora estamos hablando de otro momento histórico. Aquí no hay herencias. En política no hay una programación de una carrera, todo lo que se programe está destinado al fracaso. Aquí hay ganas de trabajar en política, pero hay vida después de la política y al margen de la política. Yo tengo capacidad para tener esa perspectiva e irme y ser plenamente feliz.

—¿Su apellido le pesa mucho?

—Yo no sé si pesa o no pesa, yo lo que sí sé es que la Diputación de Orense ha vivido un proceso de transformación importante que se visualiza desde cualquier parte y si a alguien le tendría que pesar es a mí. Créame que no hay ninguna cuestión vinculada con el apellido que me haga dudar una décima de segundo más o menos a la hora de decidir el rumbo de la institución y de un partido que es líder en esta provincia.

—¿Entonces no le oiré criticar la «herencia recibida»?

—En absoluto, eso son excusas. Las situaciones se dan, hay un supuesto de hecho en el que tienes que trabajar y mejorar, y yo estoy preparado para recibir mañana y todos estos meses ha habido noticias, acontecimientos o hechos que no han sido de lo más agradable, pero que los hemos sabido superar inyectando nuevas dosis de entusiasmo y energía. A mí me motiva cualquier situación si es mala para mejorarla, y si es buena para mejorarla también.

—En los años de José Luis Baltar en la Diputación siempre se le acusó de caciquismo. ¿No cree que la condena por los enchufes aquilata esa acusación?

—No pierdo una décima de segundo en ese calificativo general que quizás se pudiera haber aplicado a cualquier otro gobierno. Yo creo que caciquismo, si lo hubo, fue durante el bipartito. A lo mejor lo que faltó en esta institución durante este tiempo fue una buena política de comunicación. Ahora hubo una sentencia condenatoria por unos contratos de tres meses y por haber dejado de publicar un anuncio en el tablón de la Diputación. Bueno, los jueces han decidido y hay que respetar eso, pero no emborrona para nada toda la trayectoria política e institucional de José Luis Baltar.

—¿La oposición es dura con usted porque es Baltar o porque es del PP?

—No lo sé. Yo creo que son duros porque creen que así pueden arañar votos, pero es una cuestión ingenua. Y cuánto más duros son mejor es para nosotros. Me hacen de comerciales de la Diputación, de Baltar y del PP sin gasto.

—¿Va a dar el salto a Galicia, a la política autonómica?

—Yo el salto ya lo di de Galicia a Orense. No hay nada más importante para mí que Orense, primero soy orensano y después milito en un partido político que es el PP que es el que más puede hacer por Orense. Ya tuve mi etapa autonómica, llena de satisfacciones, y ahora descubro todos los días algo que ya conozco desde hace mucho.

—¿Echa de menos el trombón?

—Nunca toqué el trombón. Mi frustración es no saber tocar la guitarra porque nunca me he dedicado, pero tengo un amigo que me dice que eso está hecho en quince días y quince minutos.

—Yo me refería a aquel PP...

—A aquel PP los ciudadanos le dijeron «siga gobernando porque usted lo hace mejor que todos los demás». Estamos en una provincia que ha dado grandes líderes políticos. Yo creo que la «terra da chispa» tiene una chispa política especial.

—¿Murieron la boina y el birrete?

—Eso lo tendrán que decir los que inventaron ese concepto. Existe una Galicia en la que tenemos cabida todos y eso fue una forma —en su momento— de describir distintas sensibilidades, pero diferentes sensibilidades las hay en todas partes.

«No creo que la marca PP esté en caída libre»

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