PAZGUATO Y FINO

Norieguitis

A Paco Reyes se le está poniendo toda la cara de Tomás Gómez

JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

La izquierda compostelana ya se tienta las vestiduras tras la irrupción de Martiño Noriega en la tómbola electoral de la capital de Galicia. No tiene partido ni estructura, pero sí una legión de tuiteros de esos que tienen ideas brillantes para renovar la democracia. Da igual que haya sido un alcalde tránsfuga o que vaya a hacer campaña en Santiago pagado por los vecinos de Teo. El PSOE sabe que le acaba de surgir un problema: peligra su condición de primera fuerza de la oposición.

Apropiándome del estilo del maestro Antonio Burgos, a Paco Reyes se le está poniendo toda la cara de Tomás Gómez. Sí, es el candidato que ha salido de las primarias internas —de limpieza dudosa— y como tal lo proclamaron. Pero la dirección socialista es consciente de su endeblez, de su incapacidad no ya para confrontar con un Agustín Hernández consolidado, sino siquiera para aguantar la primacía dentro de la oposición.

El problema añadido es otro. No ser el más votado en la izquierda puede empujarles a elegir entre aupar a Noriega –que lograría así la visibilidad necesaria para disputar en un futuro unas autonómicas a Besteiro— o dejar gobernar al PP. El PSOE no quiere esa disyuntiva. Necesita ganar a Noriega. Y Reyes no le vale.

En los entornos conspirativos del socialismo coruñés ya se muñen operaciones para descabalgar a Reyes y colocar a otro candidato. Incluso manejan el nombre de Xaquín Fernández Leiceaga. Una operación a lo Tomás Gómez de libro, solo que ahora no la auspiciaría Pedro Sánchez. Está por ver si Besteiro y Cancela la verían con buenos ojos.

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