Sobrevivir a un mes bajo la nieve
A siete grados bajo cero, el invierno en O Cebreiro exige buenas cargas de paciencia y leña. Sus apenas mil vecinos disfrutan de estampas de ensueño que comparten con centenares de visitantes ansiosos por la nieve
![Sobrevivir a un mes bajo la nieve](https://s3.abcstatics.com/Media/201502/22/cebreiro-nieve-galicia--644x362.jpg)
El termómetro en Pedrafita do Cebreiro marca unos seis grados, la media en un invierno al uso en esta localidad de la montaña lucense situada a 1.300 metros de altitud. La nieve acumulada en las aceras recuerda la nevada que cayó a mediados de semana, de la que se tuvieron que encargar unas máquinas quitanieves que ya forman parte de la estampa invernal del pueblo.
Sus vecinos, acostumbrados a convivir con el manto blanco que cubre campos y tejados, reconocen que este invierno está siendo «especialmente duro» , con temperaturas que han llegado a desplomarse hasta los siete grados bajo cero. En este contexto, sin embargo, la vida fluye con normalidad. «Lo importante es hacerse con una buena cazadora y unas botas que te aíslen de la humedad», aconseja Marisol, empleada de un local de hostelería de la zona. «Tampoco es cuestión de abrigarse mucho porque cuando entras en casa te sobra la ropa. Eso sí, aquí en invierno no hacemos vida en la calle. No le aconsejaría a nadie pararse a hablar con un vecino», refiere entre risas, sacando hierro al asunto.
La belleza de esta localidad situada en la comarca de Os Ancares la ha convertido en destino de fin de semana para muchos gallegos que ansían disfrutar de la nieve por unas horas. Pertrechados con gorros y guantes, son centenares los conductores que enfilan hacia la montaña sin tener en cuenta lo que se van a encontrar en ella. «Viene muchísima gente, muchísima. Estas últimas semanas ha llegado a ser un auténtico caos y muchos visitantes incluso han tenido que irse a otros pueblos porque aquí ya no había sitio», explica Marisol, consciente del atractivo que este municipio de apenas mil habitantes genera entre una población poco acostumbrada a los paisajes nevados.
Sin ver la nieve hasta los 40 años
«Hace unos días llegó una señora de cuarenta años que venía de Pontevedra y que nunca en su vida había visto la nieve y claro, esto es muy bonito aunque nosotros ya estemos acostumbrados», apunta. Los niños, principales beneficiados del singular clima de O Cebreiro (el pueblo más alto de Galicia) también necesitan un período de adaptación. «Muchos llegan y lloran porque ven la nieve y les da miedo. Dicen que está frío y al principio los asusta, luego encantados», narran sus vecinos.
Este invierno, y sobre todo el último mes, las nevadas se encadenan sin que haya tiempo a respirar. «No nos dan tregua, pero estamos preparados porque sabemos lo que hay», cuentan en una cafetería del pueblo. De entrada, en O Cebreiro los turismos convencionales dejan paso a los todoterreno, encargados de subir las mercancías y víveres que familias y negocios precisan. Eso sí, de vez en cuando hay que llamar a las máquinas para que abran paso. Dentro de las casas no hay problema «porque tenemos buenas calefacciones que nos protegen de la humedad».
Lo complicado llega cuando hay que salir a la calle y enfrentarse a las placas de hielo. Los resbalones, pese a las precauciones, son obligados. También alguna que otra llamada de auxilio cuando la nevada ha sido mayor de lo esperado. El último recurso, en ocasiones, lo representan los tractores de los habitantes de la zona, que más de una vez han tenido que bajar a los trabajadores al término de su jornada laboral. Las previsiones —nada clementes este invierno— anuncian una mejora que en O Cebreiro esperan viendo caer los copos al otro lado del cristal.
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