Santiago Villanueva: «Un grupo que no condene el terrorismo de RG no puede participar en la vida política»

La alerta por el atentado yihadista, las acciones de Resistencia Galega o los medios materiales con los que cuentan los policías a pie de calle, temas sobre la mesa en la charla con el delegado del Gobierno en Galicia

Santiago Villanueva: «Un grupo que no condene el terrorismo de RG no puede participar en la vida política» miguel muñiz

patricia abet

En los dos meses escasos que lleva al frente del cargo le ha tocado enfrentarse con un atraco mortal y coordinar una alerta antiterrorista sin precedentes en Galicia. Santiago Villanueva (Monterrei, Orense, 1966) analiza para ABC los retos del departamento que lidera y aclara las cuestiones más polémicas de las últimas semanas.

—La actualidad obliga a hablar de la masacre en el «Charlie Hebdo», que elevó la alerta antiterrorista en toda Europa, incluida Galicia. ¿Cuáles están siendo las zonas cero de estos controles en la Comunidad gallega?

—Se trata de una vigilancia de nivel tres, sobre un máximo de cinco, que se establece como consecuencia del terrorífico atentado que sufrieron nuestros vecinos franceses, con los que nos solidarizamos. En Galicia, y con carácter provisional, se decidió elevar la alerta, lo que supone una especial vigilancia sobre determinados lugares públicos como los tres aeropuertos, las estaciones de tren y escenarios críticos. También en lugares que no tienen capacidad redundante, es decir, que no hay dos en el mismo lugar, como los depósitos de agua o las plantas suministradoras de electricidad. Se completa con una vigilancia en zonas de concentración de personas, como los centros comerciales.

—¿El riesgo de que en Galicia operen células yihadistas sigue siendo bajo?

—Es el mismo que existía antes del atentado. No hay datos que nos hagan pensar en un cambio en este sentido.

—Sin abandonar el tema, en territorio gallego opera Resistencia Galega, la única banda terrorista en activo a día de hoy en España. ¿La sociedad es consciente de su peligrosidad?

—Yo creo que sí. Nuestra sociedad quiere vivir en armonía y desgraciadamente somos la única que tiene un grupo terrorista activo con distintos atentados a sus espaldas. Hasta este momento se limitaron a daños materiales, pero las bombas las colocan en lugares públicos por los que puede pasar cualquier viandante. Yo creo que todos debemos plantearnos la condena de este tipo de actitudes, que no son admisibles en una sociedad demócrata. El peligro está en que el salto se puede dar en cualquier momento, por lo que Policía y Guardia Civil están muy atentos a este grupo, que no se puede concebir en el año 2015.

—Habla de que temen un salto cualitativo porque los atentados solo han causado daños materiales, pero en su última aparición el pasado octubre sí vimos un incremento sustancial de la carga explosiva y por primera vez hubo domicilios particulares afectados.

«La onda expansiva en Baralla llegó a romper cristales blindados»

—Yo estuve tanto en Beade como en Baralla y las bombas las colocaron en lugares públicos. En Baralla los efectos fueron tremendos porque la onda expansiva llegó a romper la galería de un establecimiento que tenía los cristales blindados. Los vecinos nos comentaron incluso que el hijo de uno de ellos acababa de llegar a casa media hora antes de que se produjese la explosión. Pudo haber llegado en el momento de la deflagración y haberse producido un daño personal irreparable, por lo que todos tenemos que estar muy concienciados con que no se puede permitir la existencia de Resistencia Galega.

—¿Cómo valora algunas reacciones un tanto tibias por parte de grupos de la oposición que se resisten a condenar estos atentados y, incluso, hablan de «jóvenes indignados»?

—No son admisibles por parte de nadie, pero menos por parte de un grupo político. No puede haber medias tintas en la condena al terrorismo. Me gustaría una condena explícita por parte de los grupos de la oposición porque nadie entiende que haya alguien que no pueda condenar un acto terrorista. El salto que pueden dar es tremendo y luego nos echaremos todos las manos a la cabeza. Quien no condene el terrorismo no es un demócrata y, además, no puede participar en la vida política gallega.

—En las últimas semanas hemos asistido a importantes alijos de cargamentos de drogas que tenían como destino la costa gallega. ¿Se está produciendo un rebrote del narcotráfico de mano de redes internacionales?

—Lo que estamos viendo es la alta efectividad de los cuerpos de seguridad, que están funcionando de una forma coordinada, y lo que estamos viendo son importantes alijos por esta coordinación. No vamos a permitir que Galicia sea lanzadera para otros lugares. Eso pasó en décadas anteriores y vamos a poner toda la carne en el asador para que no se produzca ni distribución ni traslado a otras partes del territorio desde aquí.

—La oleada de robos en viviendas parece aplacada, pero no cabe duda de que este tipo de delitos se han disparado.

—Galicia es una comunidad segura. Los datos de criminalidad indican que está 14 puntos por debajo de la media española. El tema de la seguridad es subjetivo porque cuando alguien sufre un atraco lo nota, pero lo que hay que estudiar es la globalidad de los datos. En determinados momentos se producen hechos puntuales como los robos en Coruña, pero no hay redes especializadas. Entendemos que son bandas que se pueden mover y que intentamos erradicar para mantener el nivel de seguridad global para que la gente en su casa se sienta segura. Por eso pedimos la colaboración de los ciudadanos.

—Lo que sí es objetivo es el número de presos que acogen las prisiones gallegas, masificadas al 166%.

—Eso depende de Instituciones Penitenciarias, aunque hay unos ratios de ocupación que se intentarán cumplir.

—Las muertes en carretera aumentan. Este año ha arrancado con cifras muy negativas. ¿Es un problema de seguridad de los viales o se precisa de mayores dosis de concienciación?

«A pesar de las campañas de tráfico sigue habiendo positivos en alcohol»

—Se ha producido un repunte en accidentes y víctimas el pasado año, aunque si miramos la década estamos mejorando. La administración puede poner de su parte, pero al final el usuario de la vía es el conductor y tenemos que concienciarnos de una conducción segura y responsable. Gran parte de los accidentes del año pasado fueron en vías convencionales por velocidad y por no estar atentos. El año pasado hicimos veintiséis campañas de tráfico sobre distintas materias. A pesar de eso se siguen dando muchos positivos en alcohol y se sigue viendo gente que no lleva el cinturón de seguridad puesto ni la sillita del niño.

—Las estadísticas nos dicen que Galicia acumula bastantes zonas de concentración de accidentes...

—Es una comunidad difícil porque tenemos kilómetros de carreteras secundarias, una orografía complicada, muchos núcleos de población. La cantidad de luz es inferior a la de otros territorios y este año además se ha producido un incremento del tráfico debido a la recuperación económica.

—La campaña para evitar atropellos en el rural sí ha dado resultados positivos

—Esa campaña de entrega de chalecos la vamos a retomar porque en el rural se usa mucha ropa oscura y tenemos poca luz. El llevar una prenda reflectante te puede salvar la vida porque la distancia donde te ven se aumenta de una forma espectacular. Ninguno de los peatones que fallecieron atropellados este año llevaba elementos reflectantes.

—El momento más amargo de su labor como delegado lo marcó el atraco en Vigo, en el que una agente falleció.. ¿Había chalecos en el almacén de la comisaría de Vigo antes del suceso?

«Hay abierta una investigación para saber si había chalecos»

—Hay una investigación iniciada dentro del ámbito interno del Cuerpo Nacional de Policía. Cuando se resuelva se elevará a la Dirección General y actuaremos. El de Vigo fue un hecho muy desgraciado, pero con anterioridad el Ministerio había iniciado un plan para la dotación de chalecos que culminará con la dotación de antibalas a los agentes que por su trabajo en la calle deben portar este chaleco.

—¿Considera que a día de hoy los agentes que están en la calle cuentan con los medios necesarios? La Guardia Civil se queja de que en Galicia no se distribuyen chalecos de la talla XL...

—No sé si a Galicia no llegan tallas XL. Hay un plan dentro del Cuerpo Nacional y lo que buscamos es que los agentes que intervengan en labores de calle o potencialmente peligrosas cuenten con ese chaleco. Los coches de la Guardia Civil llevan esos chalecos y queremos que los coches de la Policía Nacional también los porten. Con este plan de dotación de medios de protección personal esperamos que los agentes en labores de calle estén dotados con esos medios de protección en este año 2015.

—¿Hay problemas en los repartos de materiales?

— Hay comisiones que determinan los medios que deben llevar, el tipo de arma, el tipo de chaleco, el tipo de coche, y entendemos que son los adecuados para la prestación de su servicio. Todo es mejorable, pero yo creo que nuestra Policía y nuestra Guardia Civil tiene una dotación bastante buena. Si hay problemas en los repartos de material, trataremos de solucionarlos. El tema de las tallas es complicado porque muchas veces se toma como referencia el jersey o la camisa, que no siempre coincide con el del propio chaleco.

—Las clases de tiro también han sido puestas en tela de juicio. Los agentes dicen que no los preparan para lo que se encuentran en la calle.

—Los policías tienen un plan de tiro con instructores en cada comisaría y un plan de tiro anual que establece, por parte de los expertos en materia de armamento, las prácticas que deben hacer.

—Ese plan data de los años 80

—Sí, pero se va adaptando. Lo que pasa es que la calle plantea determinadas circunstancias que son implanteables. La actitud del atracador de Vigo no fue normal y no estaba dentro de lo parámetros de actuación de un atracador que, si se ve acorralado, actúa de otra manera. Son los instructores de tiro y los expertos en armamento los que tienen que determinar los ejercicios a realizar.

—Usted viene de las emergencias, un ámbito en el que está más que curtido. ¿Cómo están funcionando los GES, puestos en marcha bajo su dirección?

—Se pusieron en marcha los parques de bomberos y los grupos de emergencia. El salto que Galicia ha pegado en materia de emergencias en apenas una década, cuando había siete parques de bomberos en nuestra Comunidad, es brutal. Ahora hay veintiocho parques más, que tienen como finalidad que cualquier gallego, independientemente de donde resida, tenga en tiempo razonable un servicio de emergencia.

—¿Echa de menos las emergencias?

—(Risas) No.

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