Guardaespaldas, policías y hasta el alcalde para recibir a Francisco Nicolás en Ribadeo
Los vecinos de esta localidad de la costa de Lugo llegaron a creer que se trataba incluso de un miembro de la Casa del Rey
Francisco Nicolás también pasó por Galicia. Este veinteañero, que se dedicó durante años a mantener una doble vida al fingir ser un alto cargo que asesoraba al Gobierno, protagonizó una de las escenas más surrealistas de su delictivo periplo en Ribadeo, en la costa de Lugo. Hasta allí se desplazó el pasado verano. Incluso el alcalde pensó que llegaba algún miembro de la Casa del Rey dado el dispositivo de guardaespaldas movilizado. [ En imágenes: La vida social del joven que se pasó de listo ]
Mediado el mes de agosto, como narró el columnista Juan Soto , este joven apareció en un conocido restaurante del muelle de Porcillán con «un completo servicio de seguridad (coches, guardaespaldas, policías locales y agentes de la Benemérita) desplegado con el fin de velar por el apacible tránsito intestinal de un sujeto cuya credencial institucional» era de todo menos cierta.
Francisco Nicolás afirmó que era presidente del Club Joven del Partido Popular de Aravaca, algo que el propio PP ha desmentido tras su arresto . Ni siquiera era militante de esta formación.
«El alarde de automóviles, funcionarios y armas cortas hizo que los espectadores situados en primera línea de pista avisasen del numerito al alcalde, quien, cumplidor y cortés, se personó en el lugar de los hechos, dispuesto a presentar sus respetos a lo que se suponía distinguido e imprevisto visitante, tal vez con rango de huésped en Zarzuela o, cuando menos, en Moncloa. Presentose, inquirió, echó ojo al pollastre, fuese y no hubo nada», escribió Soto.
Tras su detención el pasado martes en Madrid por el Grupo IX de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía, el «pequeño Nicolás» afronta una nueva vida, mucho más complicada pues ha sido señalado como el perfecto impostor.
La Policía acusa al joven de los delitos de falsedad documental, estafa y usurpación de funciones públicas, según el auto judicial de la magistrada que decretó el viernes su libertad provisional.
La juez manifiesta que «no acierta a entender» cómo Francisco Nicolás, que tiene «una florida ideación delirante de tipo megalomaníaco», pudo acceder a las conferencias, lugares y actos en los que se coló «con su mera palabrería» sin que nadie se diera cuenta.
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