El Valencia Basket cae en el primer duelo

Con victoria ante un intenso rival comenzó el Real Madrid la serie de semifinales por el título de Liga. Resueltos los de Laso en los dos primeros cuartos, quebrados por el Valencia Basket en el tercero, arrearon en el último para ganar por 81-71.

Cimentó el Real Madrid con las prestaciones inagotables de sus tres exteriores una ventaja cómoda de diez puntos al descanso (46-36). Llull, Rudy y Sergio Rodríguez, con pases y entradas a la pintura mágicas, orquestando el juego de los de Laso, fueron quebrando progresivamente la defensa del Valencia Basket. Muy laxa. Los blancos no brillaba en exceso, pero aprovecharon los errores por precipitación en el tiro de los valencianos. Con intensidad en el rebote, los «taronja» procuraron que los locales no se escapasen. Con ventaja de cinco finalizaba el primer cuarto (25-20).

Arrancó seco el segundo. Pasaron varios minutos sin que nadie anotase. Serios en defensa. Intensos. Ambiciosos ambos. Procuró estirarse el Valencia con Van Rossom, Loncar y Lishchuk, pero de nuevo apareció voraz Sergio Rodríguez. Imperial en la asistencia y en el tiro, replicando a Van Rossom. Alcanzó el Madrid una ventaja máxima de más once antes del descanso.

Para competir al Madrid, los de Durán debían mejorar en defensa y en el tiro. Y resurgió efectivamente el Valencia desde la defensa. Buen arranque en el tercer cuarto, liderado por Lucic, que les llevó a restar la diferencia hasta igualar mediado el cuarto. El parcial incontestable: 2-12. Sin embargo, los de Laso despertaron. No tanto Nocioni. Buen arreón juntando líneas y reencontrándose con los puntos desde los libres. Ribas y Lischuk ajustaron de nuevo para irse al último cuarto con un 59-57.

Totalmente abierto el partido, despegó el último cuarto. Despertó Nocioni. Ganador siempre. Ambicionó. No se amilanó el Valencia. Se recuperaban los locales con un parcial de 8-6 y obligaba a los visitantes a arriesgar. Una entrada de Sergio Rodríguez y un triple de Nocioni descabalgaron a los valencianos camino de los últimos cinco minutos. No había tregua. Pero los impulsos madridistas y el acierto marcaron la diferencia. Lo peor, la lesión de Loncar.