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Paula Bonet: «Me estoy planteando descansar y volver a la pintura al óleo»

La artista ha pasado de sufrir sabañones en las manos por pintar en un gélido piso del barrio valenciano de Ruzafa a convertirse en un fenómeno de masas

Paula Bonet: «Me estoy planteando descansar y volver a la pintura al óleo» ABC

MARTA MOREIRA

El éxito suele llegar así. De repente, pero tras muchos años de trabajo. Así le ocurrió a Paula Bonet, que en apenas cinco años ha pasado de sufrir sabañones en las manos por pintar en un gélido piso del barrio valenciano de Ruzafa a convertirse en un fenómeno de masas.

En un contexto cultural todavía dominado por el posmodernismo, la ironía y la tiranía de la inmediatez, la ilustradora castellonense ha triunfado con obra reflexiva, artesanal y nostálgica. Trufada de referencias literarias y cinematográficas. Fiel admiradora de la estética de la Nouvelle Vague, Bonet irrumpe estos días con un nuevo libro; el segundo en el que no solo dibuja, sino que se atreve a escribir.

«813, Truffaut» es un homenaje atípico al cineasta francés, del que ya parecía que se había dicho todo. Esta suerte de novela gráfica se divide en dos partes: una de corte más biográfico, acompañado de imágenes en blanco y negro, y una segunda en la que diserta son palabra e imagen sobre tres títulos imprescindibles de la trayectoria del autor: «Jules y Jim» (un canto a la bohemia y al amor por la literatura que Truffaut presentó a través de un triángulo amoroso); «La piel suave» -que de hecho resultaría un fracaso de crítica y público-, y «La mujer de al lado», «una de las películas en las que mejor se ve cómo llegó un momento en el que ficción y realidad eran un caos en la vida de Truffaut».

La presentación del libro viene acompañada de una exposición en el centro cultural Las Naves de Valencia, donde los visitantes pueden ver todas las ilustraciones originales y varios audiovisuales con fragmentos de la filmografía del director galo. Hablamos con Paula Bonet poco antes de la inauguración de esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 17 de mayo.

Formada en la Universidad de Bellas Artes de Valencia y especializada en la pintura al óleo, Bonet se pasó a la ilustración para responder a la exigencia de los tiempos. «La pintura no me permitía producir obras a la velocidad que el público necesita consumirlas. De forma inconsciente me metí en esa rutina estresante». Conforme pulía su inconfundible estilo, los encargos se acumulaban. «Yo me he beneficiado de esa inmediatez, pero también creo que ya no le damos tanto valor a la imagen. Cada dibujo nace y muere muy rápido, cuando en realidad detrás hay mucho trabajo. Ahora estoy en un punto en el que necesito parar y disfrutar más de lo que consumo y de lo que produzco», comenta.

El año del «boom»

2014 fue el año del despegue definitivo: portadas para Christina Rosenvinge, Vetusta Morla, Black Keys… En una misma semana le contactaron dos de las mejores editoriales especializadas del país, Lunwerg y La Galera, para ofrecerle publicar un libro (el primero fue «Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End» y el segundo «813, Truffaut»). «Fue el momento en el que me di cuenta de que estaba en un punto de inflexión», reconoce la artista de Vila-Real. La avalancha fue tal que no tuvo tiempo para digerir lo que sucedía a su alrededor. «Me separé de todo el mundo, no emocionalmente sino físicamente. No he tenido vida social ni familiar; ni fines de semana ni vacaciones. Leía en la prensa que me pasaban cosas muy buenas, pero yo no lo estaba disfrutando».

El éxito -siempre algo vertiginoso y agridulce-, le ha traído miles de admiradores, pero también envidias y plagiadores. «Comprendo perfectamente que parte del proceso de aprendizaje implica tener referentes. Yo sin ir más lejos copiaba sin parar a Hopper y a Richter cuando empecé con la pintura -explica-. Pero cuando ves a un compañero de profesión apoderándose de algo que tú has tardado años en conseguir, y encima ves que está sacando beneficio económico de ello… es duro. Sobre todo porque ves tu trabajo banalizado».

En cuanto a las críticas y la envidia, Bonet es de las que piensa -«como Paul Auster»-, que es mejor no leerlas ni dejar que afecten a su trabajo. «Creo que lo importante es ser honesto con lo que haces, muy competitivo contigo mismo, y alegrarte de los éxitos de tus compañeros».

Entre sus propósitos para el futuro próximo, Paula Bonet tiene la intención de «aceptar menos trabajos», «trabajar menos horas» y seguir dándole al boxeo, su más reciente afición. También planea en el horizonte la posibilidad de retomar la pintura al óleo, una técnica que exige tanto del artista como del espectador tiempo, silencio y esfuerzo intelectual. «¡Como en las películas de Truffaut!».

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