LIGA BBVA
El Villarreal desmonta a la Real Sociedad
Bruno, Cheryshev y Moi Gómez, que firmó un doblete, dieron forma de gol al juego vivo y ambicioso de los locales ante un equipo triste de David Moyes (4-0)
El Villarreal siempre vivo, dinámico y alegre en su juego despedazó a una Real Sociedad sin garra y sin argumentos. Superada una primera fase algo atascada y equilibrada, aunque con mayor control local, los de Marcelino perfilaron el tipo de partido que querían, que se trufó de goles en el segundo acto. Maniobras veloces. Juego interior. Acciones por los costados. Muchísima intensidad y entusiasmo ofensivo que se fueron concretando progresivamente en una goleada incontestable. Un equipo abonado al fútbol combinativo, pero que se adapta con velocidad a la recuperación y la contra. Arrolló a una triste Real, a la que Zubikarai y sendos balones de Luciano Vietto que se fueron al palo evitaron que el resultado fuese demoledor. Bruno Soriano, de libre directo, Cheryshev, y Moi Gómez con un doblete hundieron a los donostiarras.
A la intensidad y el buen ritmo que impusieron en el primera parte el Villarreal y la Real Sociedad le faltó, sin embargo, un punto más de control y diligencia en las decisiones próximas a las respectivas áreas. De fondo, los de Marcelino estuvieron mejor plantados e insistieron con mayor intencionalidad hacia la portería de Zubikarai. Buena presión local para evitar cualquier intento de los de David Moyes de salir con el balón controlado desde atrás y seriedad para salvaguardar a Sergio Asenjo. Los realistas acumularon talento, pero pocos apuros tuvo el guardameta villarrealense.
El primer acto, no obstante, se desarrolló atascado por fases. Sólo un jugador específico de banda en ataque, un extremo, Cheryshev, formó por ambos equipos. Velocidad y capacidad para profundizar por el costado la del ruso. Marcelino y Moyes acumularon a muchos jugadores de buen trato de balón, pero con tendencia a jugar por el medio. El técnico local ubicó a Jonathan dos Santos por la banda derecha, pero el mexicano se metía en zona de Trigueros y Bruno. El preparador británico juntó a Granero, Canales, Pardo o Xabi Prieto... todos ellos futbolistas próximos a generar fútbol por dentro.
Dio un paso adelante el Villarreal en el último tramo de camino al descanso. Lo abanderó con claridad Bruno Soriano. El «jefe» villarrealense se adueñó del medio campo, escudado por Trigueros. Y se sucedieron las llegadas hacia la meta de Zubikarai, a quien, no obstante, ni Vietto, en dos ocasiones, ni Uche o el propio Bruno, en un libre directo, fueron capaces de batir.
Pegada local
El tiempo de descanso no sirvió para que la Real proyectase una imagen más ofensiva. Fue el conjunto de Marcelino el que mantuvo el mando, alargando lo sucedido en el último tramo del primer acto. Combinó, buscó los costados, perseveró hacia la portería realista, resguardada por dos líneas muy juntas de futbolistas blanquiazules, mientras totalmente descolgado se quedaba Vela ante una posible contra. La insistencia castellonense tomó forma con sendos remates de Luciano Vietto. El argentino, primero, recuperó en zona de tres cuartos, buscó la frontal y le pegó con efecto, pero Zubikarai palmeó a córner. Luego, el habilidoso atacante recibía al borde del área y chutaba raso. El balón se fue a la madera.
Los apuros eran claros. La Real necesitaba estirarse. El Villarreal no frenaba y acabó por lograr el premio. Bruno Soriano chutó soberbio un libre directo que se estampó en la parte baja del larguero. El esférico cayó casi en vertical al césped y dio en la espalda de Zubikarai, acabando de dar forma al gol local. Se encontró entonces el equipo de Moyes con la necesidad de enfocarse hacia la meta de Asenjo, pero los locales no desaceleraron. De hecho, Vietto, de nuevo desde fuera del área, mandó otro balón al palo. Fue la antesala del segundo del Villarreal. Una acción enredada en el área de la Real, que acabó con el balón en la posición de Cheryshev, que remató cruzado para el 2-0.
Los villarrealenses despedazaban con velocidad e intensidad a la Real. A diez minutos del final, sentenciaban el partido lanzando definitivamente a la lona a un equipo sin garra. Moi Gómez recuperó un balón en la zona ancha. Avanzó por el centro y habilitó la carrera de Cheryshev, quien centró al punto de penalti desde el costado derecho y el propio Moi Gómez remató al centro sin opciones para un Zubikarai vendido. El centrocampista tuvo tiempo de firmar un doblete. Recogió cerca de la frontal, buscó la zona central y chutó duro. El meta realista colaboró en el cuarto al escapársele el balón.
