no somos nadie
Como una ola
Tengo mucho respeto a mi alumna del Instituto Zorrilla de Valladolid, Soraya Saénz de Santa María. Y mucho más desde que es vicepresidenta del Gobierno. Y muchísimo más desde que un día -¡lo que puede la vanidad!- me citó en el Congreso de los Diputados, como consta en acta, y que alguien me envió con todo ringorrango. ¿Dónde habré metido ese dichoso papel del que tanto presumí? Perdona, hija, pero te oigo todos los viernes en las ruedas de prensa tras el Consejo de ministros, y qué quieres que te diga: se me cae la baba. Pero desde hace algún tiempo me hago la misma pregunta después de oírte: ¿qué hace una chica tan castellana, lista y pizpireta como tú al servicio de un gallego teñido, tan torpe y marrullero como Rajoy?
Algo hará sin duda. Pero que suena a coscorrón de la hornera de mi pueblo que los reparte a diestro y siniestro sin ningún tipo de pena, no cabe la menor duda ni siquiera para el pobre Pascualín que era su sobrino. Y mira que se lo tengo advertido a mis alumn@s en un ripio asonante para que lo fijaran bien: del que se tiñe el badajo y espanta moscas con el nabo, huye de é como la peste, nunca hará lo que promete. Nunca. Pues nada. Ahí tenemos a la más lista de la clase haciendo de portavoz de un gallego ejemplar que se tiñe el pelo hasta las patillas, que espanta al electorado porque le molestan a la hora de la siesta, y que prometió una cosa y hace justo lo contraria.
El viernes salió Soraya al ruedo como las buenas bailaoras: como una ola, sacando pecho, y además marcando territorio con la cola de canastera. Qué sustazo debe tener encima el pobre Mas. Aseguran los psicólogos de la Generalidad que lo tratan que ha sido morrocotudo, y que no ha podido conciliar el sueño ni anteanoche ni anoche pensando en las solemnes palabras de la Vice: tengan ustedes la seguridad que estamos en democracia, lo que implica una radicalidad: que aquí se cumplirán las leyes a rajatabla, vino a decir. Al espeso y respetuoso silencio de la prensa, siguió, también como una ola, la irrespetuosa y «ostentórea» carcajada de los electores.
Y como no hay cosa más seria que una carcajada a tiempo, de aquí el propósito de la enmienda de Mas haciendo votos por Pujol que esta vez -y sin que sirva de precedente, claro está- cumplirá a rajatabla las leyes y las sentencias que le caigan encima con una condición: que lo hará con la misma diligencia y comprensión como hasta ahora. En fin, que esto se parece al entierro de gallego que les advertía a sus hijos con absoluta seriedad: si muero en La Coruña, me enterráis en Santiago; pero si muero en Santiago, me enterráis en La Coruña. A lo que respondió un hijo: ¿y a qué viene este cachondeo, padre? Es sólo por joder, hijo, sólo por joder meu neñu. En fin que Soraya, mi Soraya, se nos ha vuelto gallega. Menuda papeleta tenemos para el 20-D.